28 de octubre de 2008

ÁNGELES - CLASES 17 Y 18


CLASE 17 LAS DIMENSIONES ESPIRITUALES DE LA CURACIÓN

Trabajar con los Ángeles no elimina en modo alguno la necesidad de recurrir a los profesionales del arte de curar, pero puede facilitar el proceso curativo del cuerpo sutil, lo cual es un importante agregado al trabajo que estás haciendo en el mundo físico. Cuando perdemos contacto con la negatividad que retenemos dentro del cuerpo o cuando no sabemos liberarla, estamos invitando a que la enfermedad entre en nuestra vida.

Pregunta a tu Ángel cuáles son las causas espirituales del desequilibrio que experimentas y qué puedes hacer para facilitar su liberación. Una afección puede desaparecer o curar más rápidamente cuando se sabe qué la provoca. Si pides a tu Ángel información sobre una enfermedad, formula tu pregunta de una manera abierta. Por ejemplo: "¿Qué tengo dentro de mí que necesite curarse?" o: "¿Cuáles son las lecciones que me enseña esta enfermedad?". No preguntes si debes someterte a la quimioterapia o a una dieta a base de jugos. Las preguntas que se responden por sí o por no (es decir, las que se refieren a decisiones críticas) generalmente reciben respuesta de tu propia mente. Y cuando estás enfermo o adicto, la mente está asediada por el miedo.

Cuanto más palpable sea la presencia de tu Ángel, más fuerte se torna el conducto para que tu Ángel comparta su energía contigo. Cuando estás triste o cansada, si te sientes mal o necesitada de curación, imagina a tu Ángel envolviéndote con sus alas. El abrazo de un Ángel puede ser una curación en sí. Y puedes trabajar con él de distintas formas. Cuando vas al médico puedes pedirle a tu Ángel que te acompañe. Siente su presencia en el consultorio y también la del Ángel de tu médico. El tener conciencia de ellos reafina la situación y la eleva a una frecuencia más alta. Eso facilita cualquier tipo de diagnóstico y tratamiento.

Cuando tomes una decisión referida a la salud, utiliza todas las facultades que tengas a tu disposición: la información que te proporcione el médico, la investigación sobre la dolencia que padeces o que afecta a un ser querido y los datos de que dispongan organizaciones o sociedades que trabajen con esa enfermedad.

Usa a tus compañeros celestiales para que te ayuden a despejar y superar el miedo, a fin de elegir la curación que te convenga en todos los planos, el físico, el mental, el emocional y el espiritual. El primer paso hacia la curación es la manifestación de la enfermedad o el reconocer y aceptar la adicción. Con tus ángeles al lado, puedes aprender a recibir de buen grado todas y cada una de sus manifestaciones como parte de tu curación. Llamar a tu guardián personal te infundirá también la actitud correcta, compasiva y de comprensión, neutralidad y aceptación. Recurrir a tu Ángel te abre al amor, y este, cura.

Si hay una parte especial de tu cuerpo que necesite curación, invoca la presencia de tu Ángel compañero. Siente y visualiza la curativa luz dorada que brota de la punta de sus alas, hacia la parte afectada. Invoca también a los Ángeles de curación y visualízalos rodeando tu cama, portadores de amor y apoyo. También puedes pedir consejo a tu Ángel sobre cómo trabajar con la situación en el plano energético. Una vez más: esto no reemplaza el trabajo que debes hacer con un profesional humano. Antes bien, aumenta el efecto al encarar el proceso de curación desde una perspectiva espiritual.

Si te vas a someter a cualquier procedimiento médico, ten la seguridad de que el cuarto está lleno de Ángeles: los tuyos, los de todos los presentes y toda una bandada de Ángeles de curación. Cada vez que necesites curarte, ábrete al reparador que llevas dentro. No eres la víctima de lo que necesita curación, sino su discípulo. Cuando entras con tus Ángeles en el aula, activas la oportunidad de aprender y magnificas la sabiduría que viene de ti.

Tu Ángel puede cargar y alinear con tu cuerpo cualquier tipo de medicación, vitaminas, minerales o fórmulas herbáceas que estés tomando. Sostén en la mano tu medicación. Invoca a tu Ángel e imagínalo tocando el frasco o el paquete con sus alas. Visualiza la luz que se vierte dentro del contenido, vigorízalo y afinándolo con tu cuerpo, par que no haya efectos colaterales y se funda armoniosamente con él.

Si algún conocido tuyo está enfermo, visualízalo rodeado de Ángeles de curación, refulgiendo con una suave luz verde y dorada. Reparar o curar significa devolver la integridad en cada paso del trayecto desde el nacimiento hasta la muerte. A veces por medio de una enfermedad o en medio de ella recobramos la integridad. Eso puede ocurrir de diversas maneras. A veces, lo que parece una enfermedad es un caso de reconexión mal diagnosticado. Solicita la ayuda de los Ángeles de Conexión.

Cuando visites a un enfermo, invita a los Ángeles de la curación a que te acompañen. Siente, visualiza y percíbelos llenando la habitación. Cuando te vayas, déjalos allí. Recuerda que sólo pueden entrar cuando los invitamos. Si la persona con quien estás es receptiva a estos celestiales reparadores, comparte con ella lo que sabes y cuéntale cómo te han ayudado a ti. Si no, es más afectuoso no imponerle tus experiencias, pero eso no te impide abrir tus alas y llenar el cuarto de energía angelical. Eso beneficiará a todos los que entren en el cuarto: médicos, enfermeras, parientes y amigos.

El corazón es un órgano vital, esencial para nuestro bienestar físico, emotivo y espiritual. Nos conecta con nuestros Ángeles. Cuando nos abrimos a ellos expandimos nuestra capacidad de amor y compasión. Todo el mundo tiene "problemas" del corazón de vez en cuando, sentimientos tales como soledad, dolor, rechazo y culpa. Al trabajar con nuestros Ángeles podemos curar esas sensaciones y desarrollar una mayor autoestima, más aceptación de nosotros mismos y de otros.

LOS ÁNGELES DEL BUEN HUMOR
Actualmente se habla mucho de transformación. Transformación significa un gran cambio. Cuando solicitemos una transformación espiritual (consciente o inconscientemente), la obtendremos y nos sorprenderemos de todo lo que conlleva. Cuando luchamos por dar un cambio espiritual y definitivo a nuestras vidas, nos perseguirán pruebas y exámenes a donde quiera que vayamos. El camino de la transformación espiritual es accidentado y no debemos perder nuestro sentido del humor.

G. K. Chesterton dijo que los Ángeles podían volar porque se tomaba a sí mismos a la ligera. Ellos nos enseñan que la vida no es tan seria y que el reírse de nosotros mismos nos hará más libres. Gracias a ellos aprendemos a reírnos en vez de a quejarnos. Encontrar el sentido del humor a la vida no es tan fácil, es mucho más fácil ser serio.

El buen humor, como el amor, es uno de los canales mágicos a través de los cuales los Ángeles pueden llegar a ti. Muy a menudo perdemos un montón de tiempo y energía tomándonos la vida demasiado en serio. La transformación espiritual es una elección personal que asumes en tu camino. Los Ángeles no lo harán por nosotros, somos nosotros lo que hemos de realizar este "trabajo espiritual".

Es decir, hemos de buscar en nuestro interior y conscientizarnos con exactitud de lo que queremos transformar. Sonreír y reír son algo altamente curativo. Está demostrado que se utiliza mucha menos energía en una sonrisa que en fruncir el ceño y que así como esto último desencadena procesos bioquímicos que pueden enfermarnos, la más tímida de las sonrisas es suficiente para incrementar en nuestro organismo el flujo de endorfinas.

Los Ángeles nos pueden ayudar a la hora de extraer el sentido del humor en cualquier ocasión. Para hallar este sentido del humor en una situación aparentemente trascendental (como, por ejemplo, encontrarse estancado en un dilema espiritual) párate y piensa: "Ya está bien, Ángeles, ¿qué hay de gracioso en esto?" Debemos encontrar siempre una salida a nuestros dilemas, es decir, decídete y llama a los Ángeles del buen humor para que te ayuden a ver lo que hay de gracioso en tu problema.

Si te estás lamentando, transforma tus quejas en risas. Los humanos son divertidos, particularmente cuando se quejan. El quejarse es de hecho una forma de hacerse querer si se hace con sentido del humor. Es realmente increíble cuántas banalidades nos tomamos en serio cada día. ¿Qué es serio realmente? ¿Qué te han hecho ahora estas personas tan espantosas? ¿Has estado muriendo de hambre últimamente o te han amenazado con encarcelarte por no pagar el alquiler? Buenos, si es así, intenta reír, probablemente la gente lo pensará que eres un comediante en paro y te darán de comer. Después descubrirán que estás a punto de quedarte sin hogar y, puesto que eres tan gracioso, y ellos no se han divertido últimamente, te acogerán en su casa.

¿Recuerdas cuando de niño llorabas porque algo te parecía tremendamente espantoso y de golpe se te iban las ganas de llorar y querías reírte pero aún sin poder hacerlo delante de tus padres, inevitablemente estallabas en carcajadas?
Los Ángeles del buen humor están preparados para devolverte el humor divino que te llevará a un estado de gracia. Por lo tanto, cuando no tengas ganas de estar serio, déjate llevar por las carcajadas: el estado de gracia llega instantáneamente.

Te propongo un ejercicio:
Cierra los ojos y relájate. Reflexiona sobre la gravedad del instante que estás viviendo; cada segundo que pasa es un paso más hacia la ineludible muerte, pues vivir es morir poco a poco. Adopta una actitud solemne acorde con la situación y… ríete.

Ríete a carcajadas porque todo es una broma, una inmensa broma cósmica. Cada fragmento de tu vida es como el trozo de una comedia, sólo que a veces tú eres el espectador mientras que otras veces eres la víctima. Nada es eterno y al mismo tiempo, todo lo es. Ríe a carcajadas y dale las gracias al Ángel del Buen Humor por ayudarte a soportar los momentos duros que puedan haber en tu vida.

EL ÁNGEL DE LA CONFIANZA
La frase preferida de los Ángeles parece ser "no temas". Con ellos nos están diciendo que tengamos confianza.
Quieren reconfortarnos, infundirnos ánimos, hacernos saber que están ahí, aunque no lo veamos, para protegernos y guiarnos en nuestras vidas.

Cuando tenemos confianza, nada de lo que pueda ocurrir fuera de nosotros nos afecta.

Los Ángeles nos enseñan que hay dos tipos de confianza; con mayúsculas y con minúsculas. La confianza con minúsculas se basa en cuestiones humanas relativas a la personalidad, como el comportamiento; la Confianza con mayúsculas se basa en el amor.

Cuando confiamos en las opiniones de otra persona (o las nuestras propias), en su comportamiento (o en el nuestro), fácilmente podemos equivocarnos. Pero cuando confiamos en el amor, nuestras flechas siempre son certeras.

Te propongo que:
Siéntate y estírate en una posición cómoda y relajada y despreocúpate de lo que ocurra en el exterior.

Cierra los ojos y respira profundamente. Deja que con el aire que espires salgan también todo el miedo y la desconfianza que pueda haber dentro de ti, todo aquello que te produce intranquilidad.

Sigue respirando a fondo y visualiza tu silla o el suelo como un colchón de luz. visualiza esta luz y poco a poco entrégate a ella.

Esa luz te está protegiendo y te protegerá durante todo el día.
Pídele al Ángel de la Confianza que nunca te abandone.

EL ÁNGEL DE LA ESPONTANEIDAD
Ser espontáneo es ser lo más parecido a como se es, sin actuar o pensar condicionado por el pasado.

La espontaneidad coincide con la inocencia. "Inocencia" significa "no saber", y tras este "no saber" humano se esconde una sabiduría divina.

Por regla general, los humanos tienen miedo de la espontaneidad y se escudan en la rutina, pero la rutina es un veneno para el corazón; la espontaneidad es como un aire que lo refresca.

Conectando con el Ángel de la Espontaneidad podremos hacer entrar este aire fresco en nuestras vidas.

Para vivir, sentir, pensar y actuar con espontaneidad, debemos conectar con nuestro Yo Superior que se confunde con el Ángel de la Espontaneidad.

Te propongo que:
Busca un lugar tranquilo e intenta, sin forzar, mantener tu mente en blanco.

Imagina que estás sentada bajo una luz suave y cálida: es la luz de tu Sol Interior que no sólo te alumbra, sino que también te da el calor necesario para crecer por dentro.

Acércate a esta luz y confúndete con ella. Obsérvala sin intervenir, deja que vengan a tu mente pensamientos, y sensaciones, pero no intervengas.

Siente como ráfagas de aire fresco te envuelven, penetran en tu cuerpo, inundándote de una sensación de bienestar y dicha.

Invita a tu Ángel de la Espontaneidad a compartir contigo la libertad de vivir en el momento sin reparar en el pasado y sin pensar en el futuro.

PROGRAMACIÓN ANGÉLICA Nº. 10
Recreos de Humor
Este ejercicio nos ayudará a desarrollar un sistema para sanar con humor el estado mental y a genera un plan de mantenimiento para lograr estar centrados.

Aquí en la tierra prevalece la gravedad, y son incontables las ocasiones en que cargamos con más peso del que podemos llevar. La filosofía básica de esta práctica es aligerarnos y liberarnos de la gravedad mental. Para tener una salud mental completa debemos mirarnos con honestidad cien veces al día. Con los Ángeles a nuestro lado podremos ver el humor de las situaciones, y con cada mirada honesta a nosotros mismos podremos reírnos mucho; la seriedad y la gravedad se desvanecen con naturalidad.

Cada vez que nos sea posible tomémonos un recreo para reírnos de nosotros mismos. Observemos el potencial humano de cualquier situación que estemos viviendo. La mejor comedia es la vida real, en especial cuando uno se ocupa de sus cosas y comienza a tomarse a sí mismo con demasiada seriedad. El orgullo da lugar a una gran cantidad de situaciones humorísticas; entonces, en cuanto logremos distinguir signos de orgullo, en nosotros mismos o en otros, observemos el humor que ello genera.

Tomarse un recreo para aligerarse y reírse ayuda a que uno pueda mantenerse centrado y fiel a sí mismo. El humor puede cambiar la percepción en un instante. La capacidad de ver el humor en las experiencias cotidianas resulta muy importante para combatir el estrés.

El humor nos afecta a todos de diferente manera. Esto se descubre cuando intentamos contarle a alguien algo gracioso que nos ocurrió y empezamos a reírnos tanto que apenas podemos finalizar el relato, entonces la otra persona nos mira con cierto asombro. Luego, cuando por fin logramos contar todo, la otra persona se ríe más por nuestra actitud que por el relato.

Si no podemos encontrar un amigo con quien reír, podemos reírnos con los Ángeles. ¿A quién le importa que otros nos vean riéndonos solos? Eso es en sí mismo gracioso. Vamos a darnos un festín de risas.

La manera más fácil de incorporar humor a la vida es pedirles a los Ángeles que nos lo proporcionen. Tenemos que declarar frente a ellos que estamos hartos y aburridos de la seriedad de la vida y que estamos listos y dispuestos para aceptar más humor. Cuando nos despertemos por las mañanas vamos a proclamar el hecho de que ese día reiremos y tendremos muchos buenos momentos, y que los Ángeles guardianes nos ayudarán a conseguirlo.

Vamos a desarrollar nuestro propio plan de mantenimiento para mantener la mano abierta a las experiencias absurdas y ridículas de la vida.

Para que el sentimiento de orgullo deje de abrumarnos, bastará con que nos relajemos y riamos mucho y que nos ridiculicemos a nosotros mismos. Cuando ocurra algo inesperado que nos descoloque un poco, tendremos que aprender a hacer una pausa para retomar el aliento, y buscar el lado humorístico de la situación.

Si cada vez que resulte posible nos miramos a nosotros mismos con honestidad pero con amor y humar, seguramente viviremos mucho tiempo más. Recordemos divertirnos al menos un poquito por día; contamos con la ayuda y el apoyo absoluto de los Ángeles.

* * * * *
CLASE 18 EL NIÑO INTERIOR

Tenemos que aprender a cambiar el trabajo por el juego, ya que cuando trabajamos, muchas veces nos forzamos. Forzarse en cualquier situación implica sufrir, y por lo general uno termina bloqueando el camino de la abundancia. Si confiamos en los Ángeles y permitimos que la mayor parte de nuestro trabajo se lleve a cabo en el reino invisible del cielo, obtendremos más que lo necesario. La disposición a liberar la lucha hará que seamos más creativos en todo lo que emprendamos. Los Ángeles nos ayudan a atraer a nuestra vida situaciones que nos permiten ser mejores personas.
Recibimos alegría directamente de los Ángeles. Si nos sentimos alegres, sentimos a los Ángeles. No hay separación alguna. La alegría y el regocijo son invenciones angélicas que apuntan a darnos a los seres humanos un respiro de lo mundano. La alegría y el regocijo son como la felicidad verdadera; no podemos pagar para obtenerlos ni dedicarnos a buscarlos. Sólo podemos hacernos más receptivos para recibir los dones de la alegría y el regocijo, manteniendo la mente abierta y flexible; en otras palabras, actuando con espontaneidad, como los niños.

La vida es un proceso por el que tomamos conciencia de quiénes somos realmente, y los Ángeles nos conocen bien. Ellos nos tienen en una proyección del Yo Superior y de nuestras mejores intenciones / dones en la vida. Ellos quieren conectarnos con nuestro origen divino, y quieren danzar y jugar con nuestra conciencia, para aliviarnos el peso y hacernos felices. Cuando encontremos el juego de nuestra vida con la ayuda de los Ángeles seremos felices sin motivo, aquí y ahora. A su vez, esto atraerá hacia nosotros toda clase de acontecimientos alegres, regocijantes y maravillosos.

Resulta más fácil cambiar el concepto de trabajo cuando volvemos a introducirnos hacia nuestro propio niño. El niño interior es el Yo Superior, nuestra propia esencia pura y no adulterada. El espíritu humano es infantil y alegre. Pero es también muy vulnerable. Necesita protección bajo la forma de amor para crecer y fortalecerse de manera positiva. Muchos espíritus humanos fueron quebrados y reprimidos durante la infancia y la adolescencia. Quizás necesitemos ir hacia nuestro interior y hacer renacer al niño que llevamos dentro para poder reintegrar la alegría y el amor al espíritu humano.

Vamos a visualizar un niño feliz. Lo primero que se me ocurre es alegría, una de las invenciones angélicas específicamente pensada para los seres humanos. Los niños transmiten la alegría con facilidad - sin esfuerzo - por el solo hecho de ser ellos mismos en ese momento. En una época fuimos transmisores de alegría pura, lo que significa que estábamos plenamente integrados con los Ángeles.

Podemos integrarnos plenamente con ellos una vez más si permitimos que la alegría fluya con libertad en nuestra vida. Esto vuelve a llevarnos hacia el "juego", el juego divino de la creación. Jugar es el acto fundamental para vivir el momento. Olvidemos el trabajo; borremos esa palabra del vocabulario y reemplacémosla por juego. No será fácil, pero valdrá la pena.

Uno de los temas básicos de esta enseñanza es liberar al niño interior e integrar el espíritu de la alegría infantil en nuestro ser. Esto hará de nosotros personas completas, puesto que al redescubrir la esencia infantil descubriremos quiénes somos realmente. Los Ángeles pueden jugar muy bien con un ser humano integrado; la senda está abierta y ellos pueden guiarnos sin los insípidos bloqueos emocionales de la vida adulta ni la tendencia de complicarlo todo.

Los Ángeles están con nosotros para hacernos más felices y no es necesario complicar innecesariamente un mensaje tan hermoso con una cantidad de artificios, palabras y sistemas de creencias. Debemos liberarnos de la noción ridícula de ser adultos. Esta es la causa principal de la muerte espiritual en personas mayores de doce años. Seamos nosotros mismos - lo cual significa ser uno con el niño interior - y transmitamos alegría a los adultos insípidos que quieren que todo sean tan serio y tan complicado.

El poema siguiente pertenece a un libro muy especial titulado "Cuidemos a los niños", escrito por Ken Cousens:

LA ESTACIÓN DE UN NIÑO
Una canción primaveral de risas
Es la estación de un niño
Que toca las flores, la lluvia cantante
Cada pétalo fragante
Cada mancha de verde pasto
Horas que pasan sin motivo
Dormitando tras un juego sin sentido.

El calor del verano
Es el llamado de un niño
Pez plateado en cascadas
Cada sabor de la vida libre al viento
Frescos helados para vos y para mí
Nos salpicamos y reímos, delicia fría
La mano de papá y la noche clara.

Los colores del otoño
Son el sueño de un niño
Hojas al viento, chiquillos danzantes
Juguetes rotos en todo el camino
Sonrisas de calabazas, escenas medrosas
Artimañas y noche de brujas
Todo es parte del juego del niño.

El frío invierno
Época agradable para un niño
La tibieza de la cercanía y el chocolate caliente
Lecturas, dibujos, mentes en crecimiento
Tiempo de cuentos que no olvidaremos
Cada año crecemos pero aún no nos sorprende
Nuestro amor es fuerte mientras la vida avanza.

Las vueltas de la vida, remolinos iniciales
Los años transcurren, no hay tiempo de parar
La estación del niño que todos alimentamos
Nosotros vamos y venimos pero la vida sigue
Amemos siempre, es todo lo que nos dicen
Y el niño interior así se desarrolla.

No importa la edad humana que tengamos: somos NIÑOS. Cada uno de nosotros tenemos un color especial de la luz de Dios. Esta luz que poseemos es nuestro don para el mundo, y cuando la luz brilla intensamente se transmite nuestra esencia y se recibe nuestro don. Bajo esta luz de Dios siempre seremos niños. La luz es nuestra eternamente. La llevamos en nuestro interior, y precisa de ventanas limpias para brillar con intensidad a través de ellas.

La luz puede opacarse. Cuando nos sentimos deprimidos e infelices, la luz se ha opacado; la hemos reprimido. Es muy frecuente que las presiones de la vida adula opaquen esa luz, y para recuperarla debemos regresar a nuestra verdadera naturaleza lumínica como hijos de Dios y de la luz.

Por separado se te dará un ejercicio para volver a reactivar la luz en nuestra vida.

CARTAS A TUS ÁNGELES
A medida que fortalezcas tu relación con tu gran amigo celestial, te será grato explorar otros modos de entretejerla a tu vida cotidiana. Escribir cartas a tu Ángel y a los compañeros angélicos de otras personas, te permite centrar tu atención y mejorar tu capacidad de comunicación.

Al aprender a soñar con los Ángeles te abrirás a un rico depósito de información valiosa que normalmente permanece oculta en el inconsciente.

Escribir a los Ángeles es un excelente modo de alinearse y ponerse en contacto con ellos; además, puede brindarte una mayor claridad en tus problemas personales. Escribirles, tal como escribirías una carta a un amigo íntimo y querido, te ayuda a fortalecer el contacto que ya habías formado estableciendo un vínculo mente-corazón. Ese vínculo se desarrolla según pongas al Ángel en tu mente y en tu corazón para dirigir tus pensamientos hacia Él.

El acto de escribir también te ayuda a organizar tus pensamientos, despejando tu mente. Al hacerlo permitirás que los Ángeles lleguen a ti en una frecuencia más alta. La correspondencia con tus amigos celestiales despeja la estática y la cháchara mental que dificulta una buena recepción.

Otro beneficio es que, cuando exteriorizas tus intenciones y deseos, comienzas a liberarlos. Un pensamiento en papel es algo encapsulado y completo. Al anotarlo despejas las partes de tu cerebro que lo contenía, dejando espacio para algo nuevo.

Escribir también puede ayudarte a debilitar tu apego con respecto a los deseos. Cuando los anotas puedes desprenderte de ellos. Si continúas aferrada a ellos, no hay modo de que te abras a tu Ángel a fin de recibir el apoyo que necesitas para conseguir lo que quieres. Sólo podemos recibir con la mano abierta y vacía. Sin embargo, si lo que deseas no viene a ti cuando o como lo deseabas, no pierdas de vista el resultado. Con mucha frecuencia descubrirás que, en cambio, ocurrió algo mejor.

Conviene recordar que los Ángeles son seres de contacto, no de control. Sus maneras de apoyarnos no provienen del poder, sino del amor. Por ejemplo, si te atrae una persona, puedes escribir a tu Ángel para pedirle apoyo. Pero si escribes "Querido Ángel: quiero que Juan me ame", no recibirás tanto apoyo como si escribes: "Querido Ángel: ayúdame a hallar el modo adecuado de demostrar mi amor a Juan". De modo similar, antes que "Consígueme este empleo, por favor", te conviene pedir "ayuda para encontrar ahora el trabajo conveniente con un sueldo justo".

Cunado pedimos ayuda, nuestros Ángeles nos respaldarán siempre. Pero lo hacen desde una perspectiva más amplia de la que con frecuencia podemos apreciar. Lo que percibimos como el amante ideal o el empleo perfecto puede no ser lo más conveniente para nosotros a largo plazo, aunque por el momento pueda parecernos bueno y adecuado a la imagen actual de lo que deseamos.

Al conversar y comunicarnos con nuestros Ángeles, aprendemos a refinar nuestros deseos, a no desear simplemente lo que nosotros queremos, sino lo que sea mejor para todos. Con el correr del tiempo descubrimos que eso nos brinda una satisfacción más profunda. Y ese es sólo uno de los dones del contacto angelical.

Escribir a tu Ángel es fácil. Sigue sólo los pasos que detallaré por separado.

Además de escribir a tu propio Ángel, puedes enviar cartas a todos los tipos de Ángeles que sientas la necesidad de hacerlo. Escribir una carta a uno de esos Ángeles es un modo de invitarlo a tu vida.

Si estás en una etapa de transición, puedes escribir una carta para un Ángel de modelo, pidiéndole que te ayude a ver el plano de la siguiente parte de tu vida. Si acabas de tomar un nuevo empleo y debes trabajar por primera vez con una computadora, escribe a los Ángeles de la tecnología, específicamente a un Ángel de computadoras, para pedir su apoyo y su orientación. Si tu vida es un torbellino, envía una nota a un Ángel de paz o un Ángel de gracia, pidiéndole que venga a tu vida.

Ten en cuenta que también puedes escribir a los Ángeles de otras personas, no para tratar de dominarlas, sino para expresar lo tuyo. A veces puedes encontrarte en situaciones difíciles o incómodas con una persona con quien no puedes hablar, o quizás temes herirla si dices lo que quieres decir.

También puedes tener la necesidad de decir algo a una persona que ha muerto o desaparecido de tu vida. En estos casos, es útil escribir al Ángel de esa persona. Di la verdad. Quítate el peso de encima. Esto no es para censurar, sino para expresar lo que sientes sobre lo que te preocupa y cómo desearías que fueran las cosas.

Cuando escribes al guardián de otra persona, el mensaje es entregado en el plano angélico. Con frecuencia el acto de escribir coincide con una inesperada apertura de comunicación con esa otra persona o la precede inmediatamente. Y si no se presenta un mejoramiento en la relación, el solo hecho de escribir la carta puede ayudarte a liberar el enojo, el miedo o la necesidad de obtener algo que esa persona no puede darte.

En una buena relación, la comunicación fluye en ambos sentidos. Algunas cartas a tu Ángel no necesitan respuesta. Son mensajes de final abierto. Pero lo maravilloso de tener amistad epistolar con un Ángel es que no necesitas rondar tu buzón a la espera de una respuesta. Si quieres recibir noticias inmediatas de tu compañero, basta con que, después de haber escrito a tu Ángel, tomes otra hoja de papel y dejes que tu Ángel te escriba. En esta ocasión encabeza la carta dirigiéndola a tu propio nombre. Luego descansa y deja que las palabras de tu Ángel leguen a ti bajo la forma de una carta.

Todo el mundo tiene su propia manera de intercambiar cartas. Confía en que tu sentido interior te guíe hacia la forma más adecuada para ti

EL ÁNGEL DE LA ALEGRÍA
La alegría es la energía que sirve como catalizador del orden y de la armonía. Sin alegría todas las formas que retienes en la conciencia comienzan a desintegrarse, pues la alegría es la energía de la fusión y de la unidad.

En la conciencia del individuo, la alegría no proviene del exterior, sino del yo superior que mora en Él, del YO SOY, y esta alegría se logra plenamente a través del hecho de permanecer en esa Presencia. ¿Qué significa permanecer? Significa quedarse, convivir, residir, habitar. Cuando somos "conscientemente conscientes" de la Presencia de la Divina Conciencia, es decir, cuando comprendemos que eso está presente, entramos en consonancia con la Energía de la Alegría, debido a la canción del alma que siempre es alegre.

La vibración del omnipotente YO SOY es pura alegría, y cuando recogemos esta vibración, damos muchos frutos, no sólo atrayendo un nuevo bien, sino también corrigiendo y protegiendo el bien que ya se ha manifestado en nuestras vidas.

La alegría proviene de la conciencia divina del YO SOY y, cuando la mente se encuentra conscientemente anclada en el reino superior, inunda la personalidad con toda su energía. La alegría abre las cortinas de la mente y deja entrar la luz que disipa las tinieblas.

La llama gemela de la alegría es la serenidad, y una vez que el fuego de la alegría y la serenidad domina todo el espectro de la personalidad, todas las situaciones del mundo exterior son controladas en la Luz, lo cual explica el hecho de que la alegría, literalmente, crea y conserva el orden y la armonía en nuestras vidas.

Una persona llena de alegría se encuentra en consonancia con el ritmo del universo, es cálida, contenta, pacífica, equilibrada, aplomada y confiada, dotada de un corazón jubiloso y desbordando de gratitud. Y, como todo lo exterior es un reflejo de lo interior, se encuentra "unida" con todas las cosas en perfecto orden y armonía.

La naturaleza de este Ángel es femenina y se encuentra situada en el vórtice entre el reino causal de la divina consciencia y la personalidad.

La alegría está hecha para ser compartida y los Ángeles la crean para compartirla con nosotros. Si pudiéramos ver a estos Ángeles participando en una fiesta, estarían bailando, sonriendo y cantando alegremente junto con los demás. Ellos afirman que donde no hay alegría y gozo es porque ellos retiraron sus servicios.

Es evidente que no son necesarios banquetes para congraciarse con la alegría. estar enamorado o pasear con el ser amado puede ser igualmente una forma de sentir alegría. De hecho, si estás enamorado de la vida, hagas lo que hagas, lo harás con alegría.

El Ángel tiene por función específica la diversión y la alegría en todos los ordenes de la vida, incluso en la pareja, donde sus efecto son notables. La presencia del Ángel termina con el aburrimiento y genera siempre nuevas vías de satisfacción a través de la alegría.

Sería difícil sentir alegría sin contar con los Ángeles, pues ellos la han creado. Si la necesitas para ti y para los que amas, pídeles ayuda, que siempre estarán dispuestos a añadir hilaridad y diversión a tu felicidad. Quizás tengas que ser tú el promotor, así que sigue los dictados de tu corazón en busca del lado feliz de la vida.

Te propongo que:
Busca un lugar tranquilo donde puedas relajarte e intenta mantener tu mente en blanco, sin rechazar los pensamientos que se te vayan apareciendo, pero también sin darles fuerza. Imagina que estás rodeada de una sensación agradabilísima de gozo que inunda todo tu cuerpo. Siente cómo todo tu ser es penetrado por este gozo que parece circular con la sangre a través de tus venas y cómo se funde con él.

Siente cómo dentro de ti están el Ángel de la Alegría y el Demonio de la Tristeza. No los rechaces. Familiarízate con estos dos visitantes y pide que el demonio de la tristeza desaparezca y que el Ángel de la Alegría irrumpa en tu vida, en tu trabajo, en tus relaciones. Invítale a compartir contigo su buen humor y su dulzura.

El Ángel de la Alegría ahora te propone que te imagines todo el mundo en una fiesta. Los Ángeles sirviendo manjares en la fiesta. Duendes tocando melodías increíbles, hadas que son el coro celestial. Los animales corriendo felices por todos los lugares.

Brillan los fuegos artificiales de la felicidad.

Si puedes ver la Tierra en ese gozo, es porque también te inundará el amor y el milagro de la felicidad cuando tú quieras.

PROGRAMACIÓN ANGÉLICA Nº 11
La Luz
Hoy vamos a intensificar la luz que llevamos en nuestro interior para que brille con su real luminosidad.

Vamos a hacer una verificación física, comenzando por los pies: ¿En qué posición están, y qué hacen? Vamos a moverlos de un lado a otro, y vamos a permitir que la luz los abrace. ¿Y las piernas? ¿Están estiradas o encogidas? ¿Están cómodas? Permitamos que la luz penetre en las piernas para sentir que abre canales de flexibilidad que mantienen viva la luz. ¿Las manos están cómodas y sueltas, o tensas mientas sostienen esta hoja? ¿Los brazos están pesados, livianos, doblados? Incorporemos la luz y visualicemos los brazos como alas de luz, listas a volar en cualquier momento.
Ahora dirijamos la concentración a nuestro centro, la zona del cuerpo donde los órganos realizan experimentos químicos y el corazón bombea la energía de la sangre al resto del cuerpo. Ahora inspiremos profundamente y aflojemos todos los músculos del estómago. Aflojemos la espalda, hagamos contorsiones y empujemos como si fuéramos pollitos que tratan de salir del cascarón. Ahora otra inspiración más, pero esta vez de luz pura.

Ahora viene la parte difícil. Vamos a relajar la mente, que muy probablemente sentimos alojada en la cabeza. Relajamos los músculos del cuellos, los estiramos suavemente y sentimos que el cuello desaparece. Ahora la cabeza queda colgando en el espacio. ¿Qué vemos, oímos, olemos y percibimos por el gusto? Relajemos los músculos del rostro. Dejemos que la mente vuele libremente por un instante y luego pongámosla en foco para hacer algunas comprobaciones del estado actual de conciencia.

¿Cómo actuamos? ¿Cuál es el tono que prevalece en nuestra vida últimamente? ¿Estamos actuando como adultos plagados de responsabilidades que nadie puede comprender ni ayudarnos a superar? Si es así, recordemos que somos hijos de la luz; conforme aprendamos a jugar con el fluir divino de la vida, las responsabilidades cambian y se convierten en juegos.

Comencemos a imaginar la forma en que las pequeñas insatisfacciones se proyectan en nuestra vida. Si estamos preocupados por algo, tomemos conciencia de que la preocupación no es un problema para los hijos de la luz; entonces vamos a entregarla a los Ángeles. Si nos sentimos con poca energía, vamos a pedirle a los Ángeles que nos ayuden a redescubrir la energía del hijo de la luz. Tristeza o depresión significan que la luz se va opacando y que el adulto que hay en nosotros decidió apagarla para dejar de sentir dolor. Seamos hijos de la luz y retomemos la conexión con la alegría de la niñez iluminada. Volvamos a encender la luz y dejemos que brille intensamente. ¡Los Ángeles están para ayudarnos! Pidámosles alegría para reemplazar la tristeza.

¿Somos felices? Tenemos que saber en nuestro interior que esa felicidad no se debe a ese nuevo juguete maravilloso que tenemos o al fantástico puesto de trabajo que conseguimos ni a la hermosa relación que tenemos con otra persona. La felicidad que sentimos se debe a que nos amamos a nosotros mismos y a que permitimos que nos sucedan cosas agradables. Si las circunstancias cambiaran, no dejaríamos de ser felices. Ya que la felicidad viene desde el interior y todos los hijos de la luz sabemos cómo tener unicidad con la esencia de la felicidad.

¿Somos amigables? ¿Permitimos que los demás entran y salgan de nuestra vida? Un hijo de la luz es amigable y atrae personas amigables y mágicas. Las preguntas anteriores son sólo algunas de las que podemos hacernos y pueden permitirnos un muy buen esclarecimiento interior sobre zonas de la vida en las que quisiéramos que la luz fuera más intensa.

Este ejercicio no tiene como objetivo que se lo tome con demasiada seriedad. Es tan sólo una forma de comprobación para que concentremos la atención en el hecho de que somos hijos de la Luz. No siempre recordamos que somos hijos de la luz y que tenemos un padre que nos nutre - el poder superior del universo que por siempre nos ama, que los Ángeles mantienen y personalizan para nosotros - que puede encargarse de los problemas que no son realmente nuestros. Lo único que necesitamos hacer es recordar que podemos entregar nuestros problemas de adultos a fin de que sean resueltos para el mayor bienestar del universo, soltarnos y dejárselos a los Ángeles.

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