4 de febrero de 2010

LOS MANUSCRITOS DE GEENOM (III) Parte 7

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4 de febrero, 2010

40. La estructura de la personalidad.

Los grupos sociales.

La armonización interna y externa.

23 de Septiembre de 1988

La vida es como un fluido que se adapta, se moldea, en función de un circuito, de unas paredes, que cada uno construye según sus propias experiencias. La estructura de este circuito, la parte externa, la imagen, es lo que comúnmente se conoce como personalidad del individuo. Las acciones de éste y todas las cosas que un hombre hace a lo largo de su vida, están marcadas por la estructura de ese circuito.

La imagen que captan los que se encuentran próximos tiene su lógica en la estructura externa de ese circuito, de esa personalidad, pero hay una parte interna en él: hay filtros, hay pequeñas barreras, desviaciones internas, que no aparecen en el exterior y que son la razón y el porqué de las cosas que se hacen, lo que los más próximos sólo, en todo caso, llegan a intuir.

Con un conocimiento profundo de esa persona se pueden llegar a descubrir algunos de los elementos internos, pero no todos; esos son los que uno mismo tiene que llegar a descubrir. Las experiencias que se viven, el modo como suceden las cosas, los resultados de nuestras acciones vistos con la perspectiva que da el tiempo, nos dicen dónde hemos acertado, dónde hemos fallado y la razón de ello.

La frase "mirar hacia adentro" viene a decir eso, viene a decir mira dentro del circuito y escudriña cada rincón para encontrar los obstáculos, las puertas, los filtros que has ido colocando y que son los que de forma sutil conforman la estructura de tu personalidad.

Las personas cambian con los años en función de experiencias que han colocado nuevos elementos dentro del circuito que han hecho que su imagen, su estructura vista desde fuera, varíe. Casi es igual aparentemente, pero todo lo que haga, sus acciones, tendrán ligeros matices diferentes al anterior y es que las razones, las ideas, los parámetros, recorren internamente un camino distinto. Solo aquel que no es capaz de observarse a sí mismo, creerá que siempre ha actuado igual, que es el de siempre, pero estará totalmente equivocado.

La forma de pensar de los 18 años no es la misma de los 25, ni ésta igual a los 40 y por supuesto a los 60, donde ya la estructura es mucho más compleja. Internamente se asemeja, pero no es igual a los 40.

No se puede ser rígido en las posturas que se mantienen con los demás, basadas en que uno tiene unos principios inamovibles, porque estaremos engañándonos a nosotros mismos y estaremos siendo injustos con los demás.

La propia valoración está en función de lo que seamos capaces de generar por nosotros mismos. Lo común es esperar que los demás hagan. Siempre estamos esperando que sean los demás los que hagan lo que deseamos. Siempre estamos dispuestos a criticar, a sentirnos defraudados cuando los demás no hacen lo que esperamos que hagan.

No somos todos iguales; somos parecidos pero no iguales. Vistos unos al lado de otros, parecerían estructuras de personalidad parecidas, de la misma manera que se pueden parecer dos seres de la misma especie, pero internamente tenemos un porcentaje que nos diferencia; porcentaje que por evolución se va reduciendo.

No pidamos a los demás lo que no seamos capaces de hacer nosotros mismos y, cuando lo pidamos, estemos dispuestos a admitir el error humano, las dificultades de comprensión del otro. Las capacidades de los demás pueden ser iguales, superiores o inferiores a las nuestras y no podemos exigir a nadie nada que no seamos capaces de hacer nosotros.

La humildad, la paciencia, la caridad, son tres pilares fundamentales en las relaciones humanas. Sin ellos las relaciones son tensas, desiguales, y tienden a la separación. Una palabra amable y se abren todas las puertas de las estructuras internas. Un gesto amistoso de acercamiento y comprensión derrumba las estructuras más rígidas.

Tratemos de identificar los recovecos de nuestra propia personalidad y nos sorprenderemos de lo tortuoso del circuito; entonces nos comprenderemos un poco mejor. Sabremos por qué hacemos las cosas que hacemos y entendiendo cuál es el circuito de nuestra personalidad, le sacaremos el mejor partido. Además, tendremos la predisposición favorable hacia los demás, porque entenderemos que no se conoce a nadie sino después de haberte puesto en su lugar, después de haberte puesto dentro de su circuito.

El hombre es un ser social. Forma grupos de apoyo mutuo para lograr objetivos. El Planeta está formado por grupos de seres vivos y los hombres forman esos grupos de una manera consciente para lograr objetivos comunes.

El primer grupo que forman es un grupo de dos, que se va ampliando y forma una estructura quasi cerrada, abierta por la unión realizada entre familias, que va ampliando ese círculo y va haciendo que los objetivos comunes sean más compartidos. Se llega así al concepto tribu, al de pueblo, al de nación, etc.. Además, la propia tendencia del hombre a formar grupos hace que, a partir de su círculo quasi cerrado de familia, sus miembros formen grupos de otras características a nivel de trabajo. Inicialmente fueron grupo de cazadores, que mantenían su fuerza gracias a la unión de sus miembros.

Cualquier elemento discordante dentro del grupo crea una reacción por parte del resto que, en razón a la supervivencia del propio grupo, termina por aislarle y a expulsarlo de su seno. Esa reacción del ser humano es compartida por muchas otras especies de seres vivos que mantienen así el nivel de estabilidad psicológico, físico y evolutivo dentro de su seno.

La amabilidad, el ser amable cuando se es sincero, implica varias cosas: el ser comprensivo, ser cariñoso (en el mejor sentido de la palabra), ser paciente, ser humilde, y también implica una apertura de nuestro circuito interno, de nuestra personalidad interna. Los conflictos entre grupos, naciones, familias, grupos de trabajo, etc., son conflictos de las estructuras externas. Vienen dados por la raza, la religión, el poder..., porque internamente no hay esas diferencias.

Sólo los que tienen descoordinada, mal relacionada, su estructura interna, su personalidad interna, con su estructura externa, son generadores de conflictos más allá de su propio grupo, y ejemplos de ellos ha habido en la historia de la Tierra con mucha frecuencia. Quizás el más conocido, por lo cercano, haya sido Hitler, que confundió un sentimiento de unión de grupos con un sentimiento de expulsión de otros grupos. Dos cosas incompatibles que, tarde o temprano, le llevarían a la locura y a la separación social.

Seamos conscientes de que el hombre necesita a los demás para sobrevivir, tanto en lo físico como en lo mental. Seamos conscientes de que el hombre necesita a los demás para evolucionar en lo espiritual. Sin los demás no tendríamos referencias o no sabríamos los límites del camino que tenemos que seguir. Los demás nos dan su imagen y nos devuelven reflejada la nuestra. Esa que a veces no nos gusta y que debería llevarnos a mirar hacia el interior y ver en qué punto nos hemos quedado anclados, en qué filtro nos hemos obstruido o qué barrera nos hemos podido saltar.

Es el reto de la vida: reconocer cuál es nuestro circuito interno; paso a paso, vida a vida, con la ayuda de los demás, con la humildad suficiente para reconocer nuestros errores. Ir dando, paso a paso, con el final de ese laberinto, que ya en la historia de la Tierra aparece en varias ocasiones como reflejo de ese otro laberinto interno, que nos llevará a la salida cuando hayamos sabido enseñar a los demás a recorrerlo.

41. El desarrollo humano.

El cerebro como herramienta de futuro.

10 de Enero de 1989

La primera escuela de aprendizaje con la que se cuenta es la familia. Los niños imitan a sus padres, sus hermanos, en sus actos, en sus palabras, en sus gestos, y los manifiestan fuera de ese ambiente, cuando se integran en los centros de enseñanza y llevan ya una enseñanza aprendida, que también ponen de manifiesto en la convivencia con sus compañeros, con sus maestros, y ahí, en esa escuela de enseñanza, aprende nuevas cosas.

Aprende a convivir fuera del ambiente familiar, a manifestar su personalidad, a ceder, a reivindicar sus derechos, a respetar y a ser respetado. También, con los años, aprende las ciencias humanas, lo que el hombre ha ido descubriendo poco a poco. Aprende cosas importantes que también complementan su personalidad: lo que es el amor, lo que es la amistad, el compañerismo, la generosidad o el egoísmo.

Sigue creciendo el hombre y entra en contacto con otras fuentes de información que le proporciona la propia sociedad: el trabajo. En el trabajo pone en práctica lo aprendido en su familia, lo aprendido en la escuela infantil y también lo aprendido en los estudios o escuelas medias, tanto a nivel técnico como humano. En el trabajo aprende a desarrollar sus facultades personales en áreas como la profesionalidad, el interés, la ambición, el sacrificio. Todo ello va complementando su personalidad y hace que se manifieste en todos los ambientes de una manera más completa.

Crea su propia familia y lo mismo que él imitó a sus padres, ahora será objeto de imitación por parte de sus hijos. El hombre es, por tanto, un ser que capta del entorno todo aquello que, de una forma u otra, le afecta, y se manifiesta como resultado de esa captación.

La religión, como un denominador común de prácticamente todos los hombres, tiene una información restringida pues se centra, fundamentalmente, sobre las enseñanzas de grandes maestros que son aplicables sólo en la filosofía a seguir que, a veces, es poco aplicable por los diferentes contextos sociales en los que se mueve el maestro y los alumnos.

El hombre, a través del aprendizaje en todas las áreas de la vida, se va sintiendo más integrado en ese mundo y comprendiéndolo un poco mejor. Sólo falta que eso lo aplique en otro sitio también. No puede ser un compartimiento estanco. De la misma manera que el aprendizaje familiar lo aplicó en la escuela y ésta en el trabajo, lo aprendido en la relación social debe aplicarlo en todo aquello que sea susceptible de hacerle evolucionar.

La filosofía de vida debe ponerse en práctica con el mundo que nos rodea, con el más cercano: nuestra familia, nuestros compañeros, nuestros amigos. El desarrollo lógico e intelectual debe servirnos para relacionarnos mejor con las personas y las cosas que nos rodean.

Todo tiene una explicación; todo tiene un proceso lógico. El no conocer las claves no significa que no existan. El no conocer cómo funciona un aparato no significa que no haya un proceso que lo haga funcionar.

El hombre tiene instrumentos en su mano para dar a conocer todo aquello que ha ido aprendiendo y hacerlo de la mejor manera, con un balance equilibrado entre lo racional y lo emocional, entre la filosofía y la práctica.

Si entendemos que los demás tienen un 50% común con nosotros y que el resto son formas, diferentes escuelas de aprendizaje, tendremos que encontrar la vía de comunicación con esas personas, romper el hielo y las barreras, comunicarnos al nivel que sea necesario y con humildad para adaptarse a la forma de comunicación que nos ofrezcan porque, si nos adaptamos, siempre podremos comunicar lo que deseamos; sino no habrá comunicación posible.

Solamente con el esfuerzo es como se rompen los moldes. Si el hombre 4.3 no utiliza más que el 10% de su capacidad cerebral, esforzándose por utilizar su cerebro más adecuadamente, equilibrando y compensando la parte inductiva, la parte emotiva con la parte racional, es como se conseguirá aumentar este porcentaje. Cuanto más esfuerzo se haga a nivel mental, más cerca estaremos de la 4.4.

Tenéis un instrumento que está por desarrollar, una herramienta que apenas ha comenzado su andadura, está aún en la primera escuela, unido a los conceptos primarios. Tiene miedo al desarrollo tecnológico porque piensa que la máquina va a suplantarle. Sólo desarrollando la gran máquina, el cerebro, es como se puede dominar a todas las demás máquinas.

El hombre está obligado a desarrollar sus potencialidades apoyándose unos en otros, sacando lo mejor de cada uno para que juntos formen una unidad potente. Los medios están en sus manos para transmitir su filosofía y su teoría, porque la práctica es cuando la comunicación se produce uno a uno, dos a dos, cuatro a cuatro.

Esa es la práctica. Se podrá estar acertado o equivocado en la manifestación, pero sólo practicando es como se consiguen resultados.

Sed críticos, porque siendo crítico con uno mismo, buscando lo mejor y reconociendo lo peor, es como se pueden solucionar muchas de las barreras y frenos que impiden avanzar.

Sois cada uno centros emisores de energía. Energía que tiene dos polaridades: emocional y racional, filosofía y práctica, intuición y racionalidad.

El ser humano puede ser un ente muy potente, muchísimo más de lo que es actualmente, pero es necesario que os ayudéis los unos a los otros.

42. La mente, gran reguladora del Cosmos.

El libre albedrío.

La energía astral especialista de vida.

14 de Marzo de 1989

La mente es el puente o nudo de comunicaciones entre la parte espiritual y la manifestación más física del ser humano. El grado de evolución del hombre está centrado, fundamentalmente, en la utilización que haga de su mente. El Cosmos ha provisto al hombre de una herramienta que ordena, dirige y controla, gracias a la cual, puede alcanzar niveles más elevados de evolución.

La mente, a su vez, utiliza otras herramientas como el cuerpo físico y, dentro de éste, el cerebro, como conexión. En función de los actos que realice con su físico, la parte más elevada, que es el espíritu, se verá o no beneficiada.

La mente es el gran regulador, pero entre la mente y el físico hay un vehículo sin el cual nuestro cuerpo no viviría: es la energía etérica. Todo ser vivo necesita una energía; no solamente de combustión, a través de los alimentos o del aire que respira, sino de vitalización para que todo ese proceso se pueda realizar. Un organismo muerto, aunque se le alimente, aunque se le insufle aire, no funcionará. Necesita una energía que haga que todo eso funcione, que todas las funciones del organismo se realicen coordinadamente.

Así pues, la energía que sirve de enlace entre la mente y el cuerpo, es una energía vivificante y organizadora. Es la fuerza de cohesión entre los átomos y, a su vez, entre los electrones y los protones. Está interpenetrando todos los tejidos, todas las células de los organismos vivos. Por tanto, cualquier alteración en esta energía se manifiesta como una alteración en su zona de influencia.

También el uso de nuestro libre albedrío puede hacer que nuestro cuerpo físico tenga problemas, independientemente de la energía que lo vivifica y lo regula, porque el libre albedrío es un componente mental que está situado en el consciente. Una mala alimentación, unos hábitos perniciosos, pueden hacer que nuestro cuerpo, independientemente de la energía que lleva en todas sus células, no funcione bien.

El hombre en 4.3 tiene muy poco respeto por su cuerpo físico, lo agrede constantemente y cuando está enfermo, se queja, pide ayuda y se sigue envenenando con medicamentos que, simplemente, corrigen los efectos pero no las causas, porque las causas están en nuestra mente. Para ello tendríamos que comprender mejor el papel que nuestro cuerpo desempeña en la evolución.

La energía etérica no evoluciona por sí misma, necesita de una ayuda que nosotros, con nuestro libre albedrío, podemos prestarle: la utilización correcta de nuestro organismo. La no agresión a nuestro organismo provoca que nuestro astral esté cada vez más potente, porque tiene un menor desgaste, y el Cosmos nos provee constantemente de la energía que está bien utilizada. La energía que mal-utilizamos, la que consumimos innecesariamente, porque maltratamos nuestro organismo, se repone más difícilmente por el Cosmos.

Hay una estrecha relación entre nuestro cuerpo físico, nuestra energía y nuestra mente, y como gran regulador de todo está el espíritu. Nuestro libre albedrío es la llave que utiliza el espíritu para evolucionar como ser humano: la tendencia hacia un lado o hacia el otro.

Si somos conscientes de que tenemos hábitos incorrectos que perjudican nuestro organismo, el no intentar corregirlos, el no darles importancia, significa que no consideramos que nuestro cuerpo físico sea de utilidad para nuestra evolución, le estaremos faltando el respeto que se merece la herramienta física del Cosmos.

En este sentido, y para un mejor aprovechamiento, la energía que lo vitaliza se especializa. El Cosmos, de esta manera, quiere cuidarnos aún más. Quiere que nuestro cuerpo esté en perfectas condiciones. Nos da una energía específica para cada parte de él.

El no querer reconocer todas estas cosas, nos lleva a cometer errores graves. Queremos realizar viajes astrales, curar con las manos, que nuestra energía llegue aquí o allá, tener un gran poder mental, pero somos incapaces de comer correctamente, de mantener nuestras vías respiratorias limpias, nuestro aparato digestivo en condiciones, acumulamos grasas innecesarias, etc. Así pues, todo lo que hagamos mal nos será reclamado, y si agredimos nuestro cuerpo físico, en la siguiente vida tendremos un cuerpo con muchos más problemas para aprender, de esa manera, lo importante que es la salud. Además, los adultos son el espejo donde se miran los niños. Nuestros hábitos, buenos o malos, son inmediatamente captados por los más pequeños e inmediatamente también, puestos en práctica, y todos sabemos que lo que se aprende de pequeño queda impreso, en gran medida, para toda la vida. Como, además, disculpamos nuestros propios errores, también disculpamos este tipo de actuación en nuestros hijos.

Nuestro cuerpo astral es, pues, una ayuda que nos da el Cosmos para que podamos tener un cuerpo en perfectas condiciones, para que pueda funcionar correctamente sin ataduras de tipo físico, sin dolencias, sin enfermedad.

El hombre de la Tierra podría vivir normalmente 150 ó 200 años si cuidase su cuerpo, su ambiente y la ecología del mundo en el que vive. En lugar de ello, su promedio de vida, en el mejor de los casos, se cifra en 75 años. Mientras los hombres de más evolución tienen un promedio de vida de 400 ó 500 años, y a veces más, el hombre de la Tierra sigue anclado en unos periodos de vida muy cortos y así le cuesta mucho más trabajo evolucionar, porque tiene que estar reencarnándose, perdiendo muchos años de su vida en cada encarnación, para aprender lo que ya sabe.

La mente, el astral y el físico, forman una unidad sólida, potente y perfectamente interrelacionada: perfecta en su manifestación tal y como la piensa el Cosmos, imperfecta en la utilización que hace el hombre de ella.

La evolución, en la etapa humana, consiste en interrelacionar estos tres aspectos de la vida, estos tres aspectos cósmicos, para que fluya la energía mental a través de la energía astral y ésta a través de la energía física, para que exista una perfecta interrelación entre todas ellas y así conseguir que el nivel de evolución del ser humano y su representación espiritual sea potente, brillante y rápida.

Uniendo las energías física, astral y mental en un círculo perfecto, llegará un día en que el hombre rompa su barrera física y su círculo sea una esfera de energía luminosa como lo son las energías de 5ª Dimensión.

Utilicemos nuestra mente y nuestro cuerpo físico correctamente y tendremos un astral brillante y potente. Un astral que influirá en las personas que nos rodean, en los animales y las plantas; en definitiva en el mundo en que vivamos.

Un astral potente, con un libre albedrío utilizado correctamente y un cuerpo físico en armonía, hará evolucionar al hombre a una velocidad que, hoy por hoy, el hombre de la Tierra desconoce.

43. Las puertas de la experiencia.

(Mensaje de los 4.4. recibido en UCANCA)

30 de Junio de 1989

La puerta de la experiencia es una puerta estrecha y no siempre iluminada. Acceder a las experiencias nuevas no es sencillo; hay que buscarlas, hay que prepararse y, en todo caso, hay que estar dispuesto a encontrarlas.

La experiencia es conocimiento y eso es algo a lo que se accede realizando un trabajo previo. La puerta de la experiencia da acceso a una habitación en forma de embudo. La parte estrecha es por donde se accede; cuesta moverse dentro de una experiencia nueva, no se comprende, no se conocen los límites, ni se conoce lo que se encuentra delante. Sin embargo, la parte que vamos dejando detrás de nosotros ya es una parte iluminada. Esa experiencia anterior que vamos dejando atrás, ilumina parcialmente la parte delantera. De esa manera te permite dar el siguiente paso, dentro de una situación de conocimiento nuevo, de experiencia nueva. A veces, esa experiencia no es agradable, es dolorosa, porque las paredes a veces son estrechas o tienen recodos con los que uno tropieza.

La experiencia, en definitiva, es una herramienta de aprendizaje que debe servirnos para no cometer errores en el futuro, pero hemos de entrar por ella, nada se nos va a regalar, tenemos que buscarla, tenemos que estar dispuestos a entrar en esa habitación. La mayor parte de las veces es oscura y estrecha, incómoda. Todo lo nuevo puede resultar incómodo por miedo, porque no entremos limpios, sin prejuicios.

La concentración de personas en las faldas del Teide fue una nueva experiencia para miles de personas. Para más del 95% de la gente allí reunida era una experiencia absolutamente nueva. Habían hecho el esfuerzo de estar en aquel lugar. Habían buscado esa nueva experiencia.

Muchos de los que allí estuvieron no encontraron la puerta de entrada y se quedaron fuera de ella. Se quedaron buscando la luz, el interruptor. Querían ver la luz sin entrar en ella, como meros espectadores. Otros quisieron vivir la experiencia para que transformase radicalmente su vida; y eso no es posible. Una experiencia es un paso adelante en el conocimiento, pero no es el último paso.

Esas personas, al final, no se han sentido defraudadas porque allí les llegó el deseo de conocimiento.

El mensaje que los hombres de Titán manifestaron en aquella reunión fue como sigue:

"LA TIERRA ESTÁ CAMBIANDO SU POLARIDAD. LA NEGATIVIDAD DE SUS DIRIGENTES HA DADO PASO, COMO REACCIÓN, A UNA CORRIENTE POSITIVA QUE HA SINTONIZADO INMEDIATAMENTE CON TODOS SUS HABITANTES. HA SINTONIZADO CON LA PARTE NOBLE Y PURA DEL SER HUMANO.

EL HOMBRE DESEA CAMBIAR Y SÓLO PIDE EL AMBIENTE ADECUADO PARA ELLO. DESEA SENTIRSE EN UN MUNDO SIN TENSIÓN, EN UN MUNDO DONDE LOS SENTIMIENTOS ABARQUEN TODAS LAS ÁREAS DE SU VIDA, DONDE APRENDA SIN MIEDO, POR ÉL MISMO, NO PARA SOBREVIVIR EN UN MUNDO HOSTIL, SINO POR COLABORAR Y MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA DEL PLANETA.

DESEAMOS QUE ESA CORRIENTE POSITIVA FRUCTIFIQUE CON UNOS FRUTOS QUE SE MANIFIESTEN EN UNA MEJORA DE LA CALIDAD DE VIDA DE TODOS LOS HABITANTES DE LA TIERRA. QUE EL HOMBRE COMPRENDA, POR FIN, QUE SÓLO PRESERVANDO SU ECOLOGÍA PODRÁ SOBREVIVIR EN UN PLANETA BELLO. QUE SÓLO CUIDANDO DE SUS ANIMALES, DE SUS PLANTAS, DE SU AIRE, DE SU AGUA, PODRÁ TENER EL SOPORTE PARA PODER UTILIZAR MEJOR SU PARTE MÁS EVOLUCIONADA, LA PARTE QUE LE CONECTA CON EL RESTO DE LOS HERMANOS DEL COSMOS.

EL HOMBRE DE LA TIERRA DEBE SABER Y APRENDER QUE SI DESCUIDA A SU HERMANO, QUE SI PERMITE QUE EN CIERTAS ZONAS DE LA TIERRA MUERAN DE HAMBRE O DE SED, ESTARÁ DESTRUYÉNDOSE A SÍ MISMO PORQUE ESTARÁ DESTRUYENDO LOS VALORES MORALES QUE LE ANIMAN.

DEBE SABER QUE SÓLO MIRANDO AL CIELO PUEDE ENCONTRAR RESPUESTAS A SUS INQUIETUDES. MIRANDO AL CIELO, PORQUE MIRÁNDOLE LIBERA SU MENTE, NO PORQUE DEL CIELO VENGA LA RESPUESTA, SINO PORQUE CONTEMPLANDO LO INFINITO PUEDE DARSE CUENTA DEL PAPEL QUE JUEGA EN EL COSMOS, DE QUE ES UNA CONEXIÓN CON TODO ELLO.

TAMBIÉN SABE QUE EXISTEN OTRAS GALAXIAS Y NO PORQUE LAS HAYA VISTO CON SUS OJOS. SÓLO UNOS POCOS, A TRAVÉS DE APARATOS SOFISTICADOS, LAS HAN PODIDO VER, PERO LA INMENSA MAYORÍA NO LAS HAN VISTO, SIN EMBARGO, CREEN EN ELLAS.

TODOS VOSOTROS, AQUÍ REUNIDOS, ESTÁIS AQUÍ PORQUE CREÉIS QUE HAY VIDA INTELIGENTE EN OTROS MUNDOS; NOSOTROS SOMOS TESTIMONIO VIVO DE ELLO. ESTE MENSAJE ESTÁ SIENDO DIFUNDIDO PARA QUE REFLEXIONÉIS SOBRE VOSOTROS MISMOS, EL PAPEL QUE DESEMPEÑÁIS Y LO QUE PODÉIS HACER PARA QUE TODOS, VOSOTROS Y NOSOTROS, ANDEMOS JUNTOS.

ROMPED LA INERCIA DESTRUCTORA, ROMPED LA INERCIA DEL EGOÍSMO Y CAMINAREMOS JUNTOS. SE OS DARÁ TODO LO QUE NECESITÉIS PARA ELLO, PARA ROMPER EL CÍRCULO EN EL QUE ESTÁIS METIDOS, PERO ANTES DEBÉIS TRABAJAR, DEBÉIS HACER EL ESFUERZO DE ROMPERLO.

LOS QUE ESTÁIS AQUÍ REUNIDOS SOIS SEMILLA DEL CAMBIO. AQUELLOS QUE HAYAN BUSCADO LA PUERTA DE LA EXPERIENCIA, NO COMO CURIOSOS DEL FENÓMENO, SINO CON LA INTENCIÓN SANA DE ENCONTRAR LA LUZ EN EL CAMINO, FRUCTIFICARÁN Y JUNTOS ANDAREMOS EL CAMINO."

Así decía el mensaje que los hermanos de Titán transmitieron el día de la cita en el cráter.

El transmitir aquello que se va descubriendo no es generalmente una labor grata. Se pone en juego constantemente la propia credibilidad, la fe y la confianza. Es fácil desde fuera, enjuiciar, analizar, criticar, prejuzgar. Sólo el que entra por la puerta de la experiencia llega a comprender las razones, los actos, los sinsabores, que le han llevado hasta ella. El que queda fuera, el que no busca la puerta, el que solamente se limita a mirar a los demás, a enjuiciarlos, estará perdiendo la oportunidad de conocimiento y habrá trascurrido su vida con la moneda enterrada.

Buscad las puertas de la experiencia; las hay a cientos, a miles. Sólo el miedo, la comodidad o el egoísmo os pueden impedir buscar esas puertas. Y compartid. Decid dónde están las puertas a aquel que las está buscando. Ayudadle, pero no entréis por él. Las experiencias han de vivirse individual y personalmente.

44. El marco de referencias.

Los beneficios del pensamiento positivo.

Los canales por donde discurren nuestros actos.

15 de Septiembre de 1989

Cuando al ser humano se le desdibuja el marco de referencias en el cual se halla ubicado; cuando las cosas que han sido su punto de referencia (por las cuales tomaba decisiones y gracias a las cuales se sentía seguro) se desdibujan, entonces sobreviene la confusión.

La iniciativa, la voluntad, la capacidad de generar ilusión, afecto, emociones, se ve muy disminuida. Ya nada es como era antes, todo ha cambiado. Las cosas que antes servían para hacerme feliz han cambiado. ¿Dónde estoy? ¿Qué tengo que hacer? ¿Hacia dónde puedo ir? Preguntas lógicas en esa situación. Pero las situaciones son móviles, cambian con cada parámetro que se incorpora.

Cada día que pasa las circunstancias han variado. El hombre, en ese momento, debe optar por salirse mentalmente de ese marco de referencias, tratar de ver cuál es su verdadera realidad y no basar sus acciones en función de un marco de referencias que no distingue. Debe encontrar un punto de apoyo mediante el cual pueda observar mejor su entorno. A veces, el punto de apoyo son las reflexiones sobre los errores cometidos, sin caer en el desánimo y en la depresión por ello, sino al contrario, sacando la conclusión positiva que conlleva todo error que se comete.

Cuando uno ha perdido el marco de referencias y está sumergido en la confusión, se desobjetiva. Todo adquiere unos tintes grises, mediocres, que sirven para alimentar ese desánimo. Nos recreamos en nuestra propia desgracia. Buscamos, por sintonía, aquellas cosas que nos hacen infelices porque queremos llegar a tocar fondo. Buscamos tocar fondo, buscamos la sensación de que peor no se puede hacer para, a partir de ahí, renacer, elevarnos.

Esa desobjetivación nos impide ver los puntos de referencia nuevos, que incluso pueden ser los antiguos, vistos desde otra perspectiva. Las personas que por falta de perspicacia no han sabido comprender nuestras motivaciones, llega un momento en que la luz se hace para ellos y su actitud cambia, aportándonos energía para que la claridad vuelva a nuestra vida. Sin embargo, no podemos pedir que todo sea luminoso de la noche a la mañana. Nada ocurre de golpe, todo es evolución, paso a paso, minuto a minuto, vida tras vida.

Es importante saber sacar lo positivo de todo aquello que nos rodea y potenciarlo, fundamentalmente, de nosotros mismos. Hay que buscar, reconocer sin pudor nuestros propios valores para apoyarnos en ellos en los momentos de desánimo. El desánimo, además, es algo que se contagia con suma facilidad, lo impregna todo, el gris lo invade. En esos momentos, cuando un grupo de personas se siente desanimada, lo que desea es encontrar la luz que les haga despertar aquellas motivaciones, aquellas ilusiones, aquellas emociones que saben que existen y que provocan el trabajo de esos grupos.

No es labor de uno, pero a veces es necesario que sea uno el primero que se ponga a andar, no para seguir solo, no para actuar como líder, sino para ser una referencia que sirva a los demás para reencontrar el camino de funcionamiento vital y positivo.

Cuando estés hundido, no esperes que los demás se hundan también contigo para que entre todos compartáis las desgracias, sino más bien busca a aquel que esté de pie. Pídele que te ayude a levantar, con humildad, y también sabiendo que te asiste el derecho, como hermano, de pedir la ayuda que necesites.

La luz surge desde todos los puntos del Universo, lo invade todo. Querer ver solamente los espacios negros entre luz y luz es engañarse, porque tarde o temprano la luz llegará a cubrir la totalidad del Universo. Esta reflexión es la aplicación que debéis hacer en vuestra vida, de que a vuestro alrededor existen constantemente energías positivas, tanto en forma de cosas o situaciones, como de personas y, fundamentalmente, de éstas. A vuestro alrededor, visibles e invisibles, hay una gran cantidad de luces que están deseando ser observadas porque solamente conociéndolas, observándolas, es como adquieren utilidad. Hay que integrar la luz dentro de uno mismo. Dicho en otras palabras, hay que pensar positivo.

No se debería embalsar el agua. El agua tiene que fluir, tiene que llegar al mar, tiene que cumplir su ciclo. Todas las situaciones por las que pasa el ser humano son ciclos que tienen su origen en la personalidad del individuo y finalizan de una forma positiva o negativa en función del canal y de la utilidad que se le haya dado.

Si el agua no está bien canalizada, se desborda y arrasa cuanto encuentra a su paso. Si el agua la sabemos utilizar, canalizar, nos será de utilidad. Llegará tarde o temprano al mar, pero en su camino habrá sido útil. Esos son los ciclos que constantemente se están produciendo en nuestra vida y no uno tras otro, sino varios simultáneamente.

Nuestra vida tiene varios canales de actuación por los que discurre el agua de nuestra personalidad o de nuestro espíritu: el trabajo, la familia, los amigos, todas nuestras actividades, son canales por los cuales discurre nuestra energía, nuestro agua, nuestro espíritu. Si contaminamos el agua con pensamientos negativos, aunque la utilicemos aparentemente de forma correcta, allí donde llegue contaminará. Si queremos que el agua pueda regar un campo para que fructifiquen las plantas, si antes la hemos contaminado, las plantas morirán. Así pues, no pensemos nunca que lo que sucede es el final irremediable. Sólo depende de la actitud que adoptemos en cada caso.

Si el hombre quiere ser feliz, debe poner su energía, su mente y su cuerpo en disposición de ser feliz, de encontrar la felicidad. No debe adoptar actitudes de rechazo. No debe considerar a priori que la cosa no tiene solución. No debe, en definitiva, prejuzgar a nada ni a nadie. Sólo el conocimiento exhaustivo de las propias posibilidades y asumiendo la energía positiva que emana de los demás, es como se pueden conseguir las cosas.

Todos aquellos que de una forma u otra se han puesto en comunicación, directa o indirectamente con vosotros en vuestras vidas, TODOS, llevan impregnada una parte de vuestra personalidad, una visión de vuestra personalidad. De vosotros depende que esa impregnación sea positiva o negativa. También vosotros sois impregnados por todos aquellos que se os acercan. En función de vuestra disposición mental, esa impregnación será positiva o negativa.

* Si lo que os llega es negativo y vuestra disposición mental hacia ello también lo es, reforzará vuestra negatividad.

* Si lo que os llega es negativo y vuestra predisposición es positiva, no os afectará y además devolveréis positivo por negativo.

* Si lo que os llega es positivo y vuestra disposición mental es positiva, la felicidad os espera inmediatamente.

Nada de lo que os suceda es casual. Todos vamos labrando, día a día, las cosas que nos van a suceder en cada momento. Estructuremos los pensamientos de una forma ordenada en busca de la felicidad, porque la felicidad es la representación emocional de la evolución positiva. La infelicidad es, por consiguiente, la manifestación emocional del error, de la evolución estancada o en retroceso.

Y por último, perded el miedo. El miedo constriñe, cierra los canales, impide ver la realidad y hace difuminarse los marcos de referencia. Es el miedo el que nos hace cerrarnos a nosotros mismos y observar lo que nos rodea de una forma defensiva. No nos puede pasar nada que no hayamos provocado nosotros mismos de una forma u otra.

"El que busca, encuentra", dice el axioma. Si buscamos felicidad, hallaremos felicidad. Si buscamos infelicidad, también la hallaremos, porque habremos puesto nuestra mente en la dirección que nosotros hayamos deseado.

45. La unión produce felicidad.

Las cosas pequeñas forman el mosaico de nuestra vida.

13 de Octubre de 1989

La felicidad es el efecto producido al satisfacer un deseo positivo. Todo en la naturaleza evoluciona porque tiene como objetivo ser feliz y hay millones de formas para conseguir la felicidad.

El espermatozoide es feliz cuando, por fin, encuentra un óvulo, porque de ahí nace la vida. El protón es feliz cuando encuentra al electrón, porque juntos forman el átomo.

Cuando se desea algo positivo y se consigue, nos produce felicidad; cuando se desea algo negativo y se consigue, no se produce felicidad. La venganza es un ejemplo de un deseo negativo que, una vez conseguido, nos deja vacíos.

Pasado el primer momento en que los sentimientos afloran (sentimientos negativos), una vez pasados éstos, nos queda un gran vacío, desarmonía e infelicidad. La vida nos enseña que la unión produce felicidad; la desunión, infelicidad.

Desde pequeño, el hombre busca satisfacer deseos. Cuando el bebé busca el pecho de su madre, a ciegas, y lo encuentra, en todo su organismo se produce una reacción de felicidad porque no solamente busca el alimento sino la interrelación afectiva que tenía cuando estaba en el vientre de su madre.

Cuando somos adultos el encuentro con el conocimiento, el encuentro con la pareja, el encuentro con los hijos y el descubrimiento de los padres, nos hace identificarnos más claramente y nos hace sentirnos en paz y en armonía con nosotros mismos.

Las cosas pequeñas de la vida, aquellas a las que no damos importancia, son las piedrecitas del mosaico que componen la parte positiva de nuestra existencia, la que nos hace sentirnos felices, en actitud positiva, y provoca que demos lo mejor de nosotros mismos a los demás.

La unión, el permitir que los demás entren en nuestra vida, se unan con nosotros, nos produce ese sentimiento de amplitud y de felicidad. Todo en la naturaleza busca su complemento porque busca ser feliz como culminación de un proceso. Por tanto, será evolutivo y positivo aquello que nos haga felices y negativo aquello que nos hace sufrir.

Al detectar sufrimiento, debemos parar y reflexionar sobre toda la actuación que estamos desarrollando, porque en algún momento habremos incluido una polaridad negativa. La utilidad, el sentirnos útiles, el sentir que los esfuerzos que realizamos tienen una consecuencia positiva, nos produce armonía, felicidad; nos sentimos compensados.

Cada día tenemos la oportunidad de ser conscientes de muchos detalles a los cuales no damos importancia, pero que son las piedras del mosaico de nuestras experiencias felices: un trabajo bien hecho, una energía bien administrada, una palabra de afecto, un rasgo de generosidad... Son, al cabo del día, muchos detalles sobre los que deberíamos reflexionar para darnos cuenta que son ésos y no otros, los condicionantes que nos hacen ser felices.

Cuando dormimos placenteramente y nos levantamos de buen humor, es porque hemos conseguido establecer una relación amplia, agradable, dinámica, entre dos elementos aparentemente alejados: nuestro consciente y nuestro subconsciente. Cuando esa relación se establece de forma armónica, el descanso es total y nos levantamos felices. Por tanto, debemos siempre buscar la mejor disposición mental antes de retirarnos a descansar, porque al final de todo ese proceso nos espera la felicidad, el bienestar y la salud.

Hay miles de cosas al cabo del día por las que sentirse felices. También hay otras muchas por las que sentirnos desgraciados, pero todas ellas son las pruebas que nos ponemos y nos ha puesto el Cosmos para que, superándolas, cambiemos su polaridad.

En definitiva, el hombre tiende a ser feliz; busca la felicidad a lo largo de sus vidas. Para ello, a su alrededor, tiene los elementos indispensables: la pareja, la familia, el trabajo, los amigos y después nuestro propio organismo, nuestra propia mente, nuestra propia energía bien utilizada, nos van a proporcionar siempre tranquilidad de ánimo, equilibrio mental y físico.

Es fácil dejarse llevar por las pasiones. En ese proceso, el momento en que empecemos a sentir la propia infelicidad o la ajena, debemos parar y reflexionar para cambiar la polaridad.

Intentar mantener una actitud de infelicidad es teñir de colores opacos nuestro mosaico. En nuestras manos tenemos las herramientas necesarias para poder dar forma a esas piedrecitas. Con amor, con paciencia, con humildad, iremos dando forma armónica a nuestra propia imagen, que es la que estamos conformando en ese mosaico. Al final de nuestra vida, cuando veamos la imagen que hemos realizado, podremos ver una imagen armónica o totalmente distorsionada, sin forma, sin colores.

Día a día tenemos que construir ese mosaico y siempre con el objetivo claro de ser felices.

Continuará….

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