13 de diciembre de 2007

MEDITACIÓN NAVIDEÑA

Siéntanse cómodamente y relájense, haciendo varias inspiraciones bien profundas, bien profundas, necesitan estar totalmente relajados en cuerpo y mente para emprender conmigo un viaje excepcional.
Juntos vamos a imaginarnos que nuestro corazón con cada inspiración que hacemos, va bombeando energía rosada de amor, primero nuestras piernas se van llenando de amor, le sigue nuestro cuerpo, es como si fuéramos un recipiente que se va llenando poco a poco de una preciosa energía rosada, amor, amor, amor.
Y la parte inferior del cuerpo irradia totalmente una preciosa energía rosada, nuestro estómago está rosado, nuestros pulmones, nuestro corazón se va expandiendo, irradiando amor y amor.
Nuestros brazos ya también son de color rosado, va subiendo por nuestra garganta y al final llega a nuestro “tercer ojo”, - el punto que está en el medio de las cejas -, y de allí sale al exterior en forma de una nube de color rosa, la cual nos envuelve totalmente y nos va a servir de vehículo para nuestro viaje hacia las estrellas...
... Hoy es Nochebuena y vamos a ir en busca de Santa Claus que ya vislumbramos a lo lejos que viene con su trineo, todo hecho de estrellas brillantes, y tirado por sus queridos renos.
Nos vamos acercando, ya lo vemos bien nítido, este personaje hecho de puro amor, que todos los años se ocupa de distribuir ESPERANZA, FELICIDAD y AMOR a todos los seres humanos.
Como siempre, lo vemos vestido con su traje rojo, sus altas botas, su gorro rojo con blanco, su enorme barba blanca, y ahora nos fijamos en su mirada, que es como un profundo lago azul de ternura y bienestar. Es como si nos fundiéramos en esa mirada que nos abraza y nos envuelve en su amor.
Hoy hemos conseguido el permiso especial para acompañar a Santa Claus en su viaje a nuestra querida Madre Tierra, y a la cual nos vamos acercando al son del campanilleo de los arneses de los renos.
Es Navidad, la tierra se halla cubierta con un manto de nieve en algunos lados, haciendo un frío intenso, y toda la gente se encuentra en sus casas, ya que esta fiesta originalmente es una fiesta íntima en la que se reúne toda la familia.
En otras partes del planeta es pleno verano y el entorno si diferencia ya que en muchos casos se hacen los clásicos asados, al aire libre y ahí se festeja la llegada de Santa, quién es esperado con iguales ansias por los grandes y chicos, ya sea que haga frío o calor.
Seguimos en la compañía de Santa, en la época de pleno invierno, y veamos un poco cómo es la primera casa a la que llegamos, y le ayudamos en la distribución de los presentes.
Es una casita chica, acogedora, y vemos en una esquina de la habitación principal un hermoso árbol de Navidad; está adornado con muchas bolas de cristal, luces, guirnaldas y en la punta está irradiando una estrella su luz.
Esta luz es la Llama de la Iluminación que llega a los corazones de sus moradores. Vemos quienes están presentes. Allí está la mamá que tiene en su regazo a la bebita, papá que juega con el chiquito que debe tener unos 5 años aproximadamente, y también vemos a la abuela sentada cómodamente en la mecedora, hamacándose y abarcando con su mirada llena de ternura, este cuadro tan familiar y querido.
Vemos que hay una chimenea encendida, con sus leños chisporroteantes, y en la cual colocaron algunas piñas, las que emiten un perfume que se irradia a través de todo el ambiente.
Santa Claus empieza a abrir su bolsa y a sacar distintos paquetes, envueltos todos en papeles y moños de color distintos. Veamos qué es lo que tiene previsto Papá Noel para esta gente:
Coloca debajo del árbol un paquete grande envuelto en papel verde esmeralda, bien brillante, el cual contiene una enorme dosis de salud para todos los integrantes de la familia, y como es tal la cantidad, todavía alcanza para que la familia la vaya irradiando hacia sus amigos y hacia toda la humanidad que vaya necesitando de personas saludables, para que les ayuden.
Aparece otro paquete grande envuelto en un color azul profundo, el cual contiene la voluntad y el poder de dirigir sus propias vidas y poder ser útiles, al servició de la humanidad, y no solamente a la humanidad, sino también a los animales, vegetales y minerales, en fin, poder ayudar a nuestra Madre Tierra para que sane y vuelva a irradiar su antiguo esplendor.
Ahora le toca el turno a un paquete amarillo del que van saliendo chorros de calma, paciencia, resistencia, lealtad, Claridad Mental, intuición y sabiduría. El contenido de este paquete es múltiple, y dentro del mismo hay una cantidad de paquetes chiquititos, conteniendo cada uno de ellos las cualidades antes mencionadas.
Nosotros presenciamos todo esto participando de la alegría que representa dar a otros con un amor incondicional; y todo ello nos llena de una paz y de un amor enorme, haciéndonos desear que ojalá siempre fuese Navidad y pudiésemos irradiar y dispensar todas estas cualidades.
Atención, no nos dejemos llevar por la fantasía y sigamos prestando atención a lo que hace Papá Noel.
Vemos que saca otro paquete envuelto en un preciso papel oro rubí, que contiene también muchos paquetitos chicos, de los cuales cada uno lleva una etiqueta diciendo lo que contienen: ahí está uno que contiene la devoción, la devoción hacia el accionar de las leyes divinas, hacia la comprensión de lo que es realmente la vida y que incluye la comprensión que el propósito de nuestra estadía actual en el planeta Tierra es que tenemos que estudiar, aprender y llegar a vivir una vida más plena y más buena para llegar a la evolución final.
En este camino de aprendizaje nos lleva de la mano este hermano amoroso que es el Ángel del Fuego, nuestro Cristo Interno, el que nos muestra el camino hacia nuestro verdadero Ser. Es el ayudante cósmico que nos orienta y nos guía para que podamos elevar nuestros cuerpos inferiores en la luz del YO SOY, la presencia de Dios en nosotros, nuestro verdadero Ser.
El que nos muestra el camino a la única realidad imperecedera, convirtiéndose de tiempo en tiempo en nuestro consejero, nuestro hermano, nuestro amigo, nuestro ángel de la guardia, y muchas veces en espejo para que en él nos podamos ver nosotros mismos, y así aprender de nosotros lo que nadie más nos puede enseñar.
Dentro nuestro se realiza el estudio más profundo y solo a través nuestro es que podemos realmente mirar la creación y comprender la no creación. Sólo cuando nos centramos en nosotros y logramos que nuestro ser externo se vuelva hacia nosotros, es que ayudados y apoyados por nuestro Cristo Interno, damos los pasos certeros hacia el camino de la Ascensión.
Oímos el sonar de una campanilla y nos damos cuenta que por algunos segundos hemos dejado de prestar atención a lo que está haciendo Santa Claus.
Le toca ahora el turno a un paquete envuelto en violeta y de él salen chorros de energía de fortaleza, perseverancia, valor, cortesía y fundamentalmente el poder de liberación que se consigue a través de la transmutación de todos los restos negativos, oscuros, que tenemos dentro nuestro.
Pero hoy la noche de Navidad, no nos vamos a detener en estas cosas negativas, ya que todo es Paz, Alegría y Amor y por consiguiente vamos a aspirar toda esta energía hasta sentir que rebalsamos.
Vemos que todavía quedan en la bolsa de Santa dos paquetes, uno está envuelto en papel rosado y el otro blanco. ¿Cuál agarrará primero?
Vemos que saca el paquetito rosado y realmente las cualidades que contiene el mismo son innumerables, pero siendo las más destacadas, la belleza, opulencia, paciencia, cautela y superando a todo lo demás, el AMOR DIVINO, escrito en letras mayúsculas. Se trata del amor todo abarcante, todo envolvente, el amor incondicional que no conoce barreras ni distingue entre pobres y ricos, sanos y enfermos, religiosos, cualquiera sean sus creencias. Es el amor que envuelve a toda la humanidad, a todos los seres vivos del planeta, a todas las plantas, minerales, a nuestra querida Madre Tierra, y fundamentalmente que también se quiere a si mismo.
Casi parece como que ya no tenemos capacidad de apreciar el último paquete, pero es de una blancura profunda, brillante y a través de todo el ambiente se va esparciendo una sensación de afecto, simpatía, generosidad, pureza y paz, paz, paz.
Vemos que el ambiente se llena de estrellitas blancas que van irradiando la paz y un manto de tranquilidad y profundo amor se va extendiendo sobre el ánimo de todas las personas.
Creo que es hora que dejemos a esta familia que disfrute su fiesta en este ambiente tan hermoso.
Poco a poco nos vamos alejando en el trineo de Santa Claus, ya que ésta fue simplemente una pequeña muestra de todo el trabajo que le espera y que tiene que realizar en todo el planeta.
No es que en todos lados encontrará este mismo ambiente de nieve y de invierno, tal como se indicó más arriba, pero también irá a regiones de muchísimo calor e igualmente lleva a todos los hogares las bendiciones del cielo.
Creo que nosotros de este paseo hemos aprendido mucho, y comprendemos cuán necesario es compartir todas nuestras bendiciones.
Ahora estamos conscientes nuevamente de que somos una bola de energía rosada que ya está emprendiendo el camino de regreso, y ya ingresamos nuevamente y con suavidad a nuestro cuerpo físico. Volvemos al lugar de donde salimos y todavía no queremos abrir los ojos porque nos estamos imaginando cómo será cuando Papá Noel nos venga a visitar a nosotros también.
Esperamos con amor y serenidad ese gran momento y para estar listos y preparados, nos decidimos volver a la realidad y abrimos los ojos.

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