9 de septiembre de 2008

CUAN DIFÍCIL ES MANTENERNOS EN EL SENDERO

Son la una y media de la madrugada y como tantas veces estoy acostándome por segunda vez y me empezó a dar vuelta en la cabeza algo que me ha sucedido en los últimos días.
Como todos los Trabajadores de la Luz he aprendido y vuelto a aprender, y vuelto a aprender que no debemos juzgar, que no debemos formarnos opiniones negativas de lo que hacen otras personas, porque simplemente no estamos en condiciones de evaluar el cuadro total.
Sin embargo, aunque me creo una alumna bastante buena, me tengo que dar cuenta que durante tres días me he olvidado completamente de esta enseñanza, a raíz de un evento familiar que no viene al caso comentar aquí, una persona ha procedido de una forma que me parecía totalmente detestable e incorrecta. En fin, todo lo negativo que se pueda pensar. Lo he pensado, lo he manifestado y recién ahora me estoy dando cuenta de lo mal que estuve procediendo.
Adiós se fueron las enseñanzas, no me acordé de ellas en estos tres días y ahora estoy grabando esto porque no quiero perder lo que en estos momentos me está dando vueltas en la cabeza.
Cuán difícil nos resulta atenernos a eso de no juzgar, eso de no opinar que otra persona está procediendo mal, simplemente porque no concuerda con lo que nosotros haríamos.
Cuánto tenemos que aprender, este es un hecho individual que me tocó a mi vivirlo ahora y sin embargo si esto lo extiendo al resto de la humanidad, cómo nos asombramos de todo lo que pasa en nuestro querido planeta.
Si una persona como yo, que se dedica prácticamente solo al camino espiritual, al camino hacia la luz, puede resbalar hacia abajo durante tres días, ¿qué pasa con el resto de la humanidad?, mucha de la cual ni siquiera ha despierto. Cuánto, cuánto tenemos que trabajar todavía hasta lograr realmente en nosotros, profundamente en nosotros, ese amor, esa compasión hacia el prójimo. Cuán difícil resulta y con cuanta facilidad resbalamos hacia abajo.
No es nada lindo eso de resbalar, pero creo que lo importante es que en un momento tengamos la capacidad de darnos cuenta de lo que estamos haciendo y con ello, cambiar el enfoque y volver a subir por la escalera de toda nuestra evolución.
Sé que no debo ser el único caso que le haya pasado eso y por eso, queridos amigos, quiero compartirlo con ustedes.
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