25 de febrero de 2009

ÁNGELES – CLASES 45 Y 46

CLASE 45 EL ÁNGEL DEL SERVICIO

Los místicos de todos los tiempos siempre han sostenido que sólo cuando el discípulo ha sido iniciado en el significado de la palabra "servicio" está listo para recibir la infusión del Yo Espiritual.

Ahora podemos comprender la razón por la cual el servicio es tan importante en nuestras vidas: es una de las piedras basales sobre las que edificaremos el edificio en el que hemos de recibir al Yo Superior. También deberíamos reconocer que la palabra servicio no significa convertirse en un "sirviente", ni implica ninguna clase de servidumbre. Por el contrario, el término servicio implica las ideas de "¿Qué puedo hacer para mejorar este mundo?", "¿Cómo puedo ayudar mejora los otros sin pasar por encima de su propia independencia?", "¿Qué oportunidades veo para promover la cooperación, la unidad y el sentido de hermandad entre los hombres?".

Las viejas escuelas respondían a estas preguntas y mostraban a los estudiantes cómo hacer el mejor uso de este mundo a través de las enseñanzas del verdadero significado de términos como inocencia, inclusión, idealismo y amistad universal.

En las academias sagradas, el Ángel del Servicio era considerado una mezcla perfecta de energías masculinas y femeninas, y el maestro que lo personificaba en las ceremonias vestía una túnica azul que simbolizaba la devoción y el idealismo. Sus disciplinas estaban dirigidas a despertar en los discípulos una efusión de amor hacia toda la humanidad, el desarrollo de un ideal que beneficiara a todos los hombres y un curso de acción para llevar a cabo ese plan.

El maestro principal sabía que en una conciencia centrada en el servicio y el olvido de sí mismo habría de producirse una absoluta transformación. Toda sensación de separación y de segregación habría de desaparecer por completo y sería reemplazada por un sentimiento de unidad con todas las personas, de vinculación con toda la familia planetaria. Y cuando desaparecieran esas barreras, el discípulo llegará a ver el mundo exterior como una totalidad indivisible, y se produciría una reacción similar, porque cuando se aplica un principio espiritual a uno de los niveles, también se convierte en una ley en el otro nivel. Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba.

Según esta verdad, cuando el iniciado comprende que, en un sentido cósmico, los límites y las distinciones no pueden existir, cuando llega a percibir que todo es una esencia omnipresente, un nuevo amanecer comienza a despuntar en el plano interior, conduciendo al matrimonio místico y a la consumación de la Gran Obra. A través de una conciencia de servicio, la personalidad y el Yo se reúnen y se convierten en uno, y es a través de este matrimonio que nos unimos conscientemente a Dios.

En el plano físico, el rastro del Ángel del Servicio puede quizás llevarnos hasta Ganímedes, quien, según una leyenda griega era hijo de un rey troyano y, cuando Zeus lo vio en el Monte Ida, quedó tan impresionado por la belleza del joven que lo llevó consigo al Monte Olimpo, donde se convirtió en el copero de los Dioses.

Tené en cuenta que la "copa" es un símbolo del Santo Grial, que contiene las aguas vivientes de la vida eterna y de la copa de Cristo, citada en marcos 9:41: "todo aquel que os dé de beber una copa de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa". Y los "Dioses" a quienes se ofrecía la copa están identificados en Salmos 82:6 "Yo había dicho: ¡Vosotros Dioses sois todos vosotros, hijos del Altísimo!". Ese vosotros nos representa a todos nosotros, los hombres, la familia planetaria de las almas que están buscando la divina identidad.

¿Podemos ver ahora que Ganímedes representa al Aguador de Acuario y a la vida y el Poder del Ángel del Servicio? El Ángel toma la energía de Acuario y la derrama sobre todos nosotros, para despertar la inspiración del servicio. Sentimos el espíritu de altruismo y escuchamos el llamado de la amistad cósmica con todas las almas.

La palabra altruismo tiene aquí gran importancia. Significa desinterés -"preocupación desinteresada por el bienestar de los otros" (Webster). La palabra es para contraponerla al egoísmo - es decir lo opuesto al egoísmo, la vanidad y la arrogancia. Ingresamos a esta conciencia del altruismo cuando comprendemos completamente el mensaje citado por Juan (15:12-13): "Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos".

Al saber que el servicio precede a la Divina Fusión - es decir, el despertar espiritual -, nos proponemos que nuestra misión adquiera una dimensión más universal, que nuestras ideas sean más amplias y que nuestras acciones sean más democráticas. Nuestras afirmaciones son: "Sigo adelante, en pos del objetivo de prestar un servicio más completo; yo soy el alma, cuya naturaleza es luz, amor y desinterés. Oriento mi mente hacia la luz, y en esa luz logro ver el alma. Yo soy el Plan y mi tono está en consonancia con el tono de todo lo que respiras". Y la "síntesis" se convierte en el principal objeto de nuestro trabajo.

Síntesis significa "reunir o ensamblar partes o elementos para que conformen un todo" (Webster). La síntesis preside la tendencia que hoy predomina en el proceso evolutivo. Todo está trabajando hacia la conformación de bloques unificados más grandes, hacia las amalgamas, las relaciones internacionales, la planificación a nivel mundial, la hermandad entre los hombre, la fusión económica, el libre fluir de productos que proceden de todas partes del mundo, la independencia, la tolerancia y la fraternidad entre las diferentes religiones, el surgir de movimientos que se basan en el bienestar del conjunto de la humanidad y el auge de conceptos ideológicos que se ocupan del todo y luchan contra la división, la separación y el aislamiento".

Con el objetivo de conformar un todo, nos disponemos a servir de acuerdo con las capacidades de cada uno y sus posibilidades y sentiremos siempre que, a nuestra derecha, marchará el Ángel del Servicio y de la Síntesis. Como mencionado antes, este Ángel utiliza la energía de Acuario, y su característica principal es su amor a los seres humanos, un sentimiento de cósmica realeza con toda la humanidad…. Nadie es un extranjero o un extraño.. todas las desigualdades de raza, color, nacionalidad, credo o casta, desaparecen por completo. Acuario es el signo matriz que recibe, sintetiza y equilibra las fuerzas de los otros signos zodiacales.

El poder siempre activo de Acuario brinda la capacidad necesaria para destruir las viejas influencias, aislacionistas y cristalizadoras, que operan sobre el hombre y el planeta, liberando fuerzas que producen cosas, ideas, enseñanzas o procesos completamente nuevos. Su energía parte del pasado para modelar el futuro mientras aún vivimos el presente.
A este Ángel se lo asocia con la esperanza en la conciencia del aspirante y con el poder de la fe en el discípulo.
Detengámonos por un momento para considerar el tema de la fe, debido a que sin ella resulta muy difícil que lleguemos a ser eficaces servidores del mundo. Jesús dijo: "Porque de acuerdo con vuestra fe habréis de recibir". Y "si tenéis fe como un grano de mostaza… nada os será imposible". Estas afirmaciones parecen imponer ciertas condiciones: Si tienes fe, todas tus oraciones serán respondidas. De modo que Pablo fue más lejos y explicó lo que Jesús quiso decir. Dijo que "la fe es la sustancia de las cosas por las que esperamos, la evidencia de las cosas que no vemos".

Jesús nos dio el principio y Pablo nos proporcionó la explicación, o sea que la fe es sustancia. Y la sustancia es Energía Creativa, la fuerza de la creación. Además la fe es la energía universal de la cual nacen, se nutren y se mantienen todas las cosas. Este poder creativo que se encuentra en el interior de cada uno de nosotros es la evidencia (la prueba) de que nuestras oraciones han sido respondidas, incluso antes de que podamos ver los resultados acabados.

La fe es el poder en acción, el brillo, del YO SOY EL YO SOY(el verdadero yo). Es la energía pensada del Santo uno que nos habita, conociéndose a sí misma y a su poder de ser y de hacer. Esa energía se pregunta: "¿Hay algo demasiado difícil para mí? ¿Hay alguna actividad del servicio del mundo que sea un problema demasiado difícil par que yo lo maneje y resuelva?". Y se responde: "Puedo hacerlo todo". ¿Quién está pronunciando esas palabras? ¡Tu Yo! Y tu contacto con ese Yo te lleva hacia la unidad con la fe que puede mover montañas.

Recuerda que esa energía lo es todo, que, aparte de ella no hay ninguna otra cosa. Todas las cosas que están a la vista y todas las que están ocultas, todas las cosas visibles y todas las invisibles, la materia y la sustancia, todo es pura energía y esa energía constituye la naturaleza de todas las formas.

Avanza en tu conciencia e ingresa en este verdadero mundo de pura energía y contempla con tu ojo interior el vasto campo de energía que te envuelve y apremia a tu conciencia para que lo manifieste a través de tu persona. Tú estás viviendo y moviéndote y siendo en el océano de la Energía de Dios, o energía espiritual, y deberías canalizar conscientemente esta energía - que constituye tu fe en tus meditaciones. Así se abrirá el camino para ver el plan, para afirmar tus ideales y para llegar a servir con amor y con inspiración.

El rol de este Ángel consiste en despertarnos para que percibamos la fe en acción, para darnos el poder que emana de la confianza absoluta en el mundo de las energías y para ayudarnos a vivir en el mundo controlando conscientemente nuestro destino.

Si la influencia de este Ángel se encuentra bloqueada por el miedo y la ansiedad, nos convertiremos en soñadores que nunca han de pasar a la acción, en planificadores carentes de todo poder. Pero este no es el caso de aquellos que han escuchado la llamada y que acercan la copa de la vida a los labios de la humanidad sedienta. Miremos el ejemplo de los millones de personas que están enroladas en grupos ambientalistas, o que promueven la responsabilidad social, o la diplomacia ciudadana, que militan en grupos con intereses políticos, o que luchan por la paz.

Observemos el peso de la opinión pública que se está movilizando para utilizar los recursos del mundo para contrarrestar el hambre, curar las enfermedades, impulsar la paz, atender las necesidades de las personas sin hogar y promover la justicia.

Este Ángel acelera el trabajo de receptividad en los estados de conciencia para que se puedan ensamblar todas las piezas para componer una nueva imagen del mundo.

Nunca te consideres demasiado insignificante como para servir al mundo. Cada vez que aportas tu grano de arena, en forma de pensamientos y de palabras justas, estás contribuyendo con el mundo.

Si le preguntamos al Ángel ¿qué es lo que podemos hacer para orientarnos más hacia el servicio del mundo y para ser más útil en nuestro trabajo?, nos dirá que comencemos por el círculo más pequeño, nuestro propio mundo personal y que concentremos allí nuestro servicio.

Prestemos amorosa atención a las necesidades emocionales, mentales y espirituales de las personas que componen nuestro círculo inmediato. ¿Las estamos haciendo elevar o deprimir? ¿Las estamos escuchando o sermoneando? ¿Estamos encendiendo la llama de la alegría y contribuyendo a la felicidad de otros, o estamos dejando pasar esas oportunidades con el pretexto de que estamos muy ocupados?

Debemos llevar la paz a cada mesa y servir sólo copas llenas de comprensión, perdón y amor. El círculo interior es el campo más arduo para entrenarse en el servicio del mundo, debido a la paradoja de la familiaridad y del hábito de juzgar a los demás. Sin embargo, el servicio no puede extenderse a todas las personas hasta que no esté bien asentado en la base de haber servido a unas pocas. Comencemos por ver sólo la Verdad del Único en aquellos que se encuentran cerca nuestro y luego dejemos que la visión se vaya ampliando hasta incluir a todos los ciudadanos del mundo.

Es llevar paz y alegría a nuestro entorno inmediato, sabiendo que ese entorno forma parte de un todo y luego ir ampliando siempre un poco más nuestro círculo para curar y armonizar todo lo que encontremos a nuestro paso.

No debemos abandonar un círculo hasta no haber demostrado con el ejemplo la dignidad del individuo y el significado de la verdadera hermandad entre los hombres. Todas las almas buscan experimentar la sensación de la propia majestad y el sentido de su propio valor.

¿Cuándo miras al mundo, cómo haces para ver a la persona que está diferenciándose del resto?

Descubre qué es lo que puedes ofrecer con mayor satisfacción personal y desarrolla en la acción la habilidad para utilizar esa destreza a favor del bien general, lo que no significa necesariamente asumir una perspectiva global. Desde el momento en que se producen las contribuciones individuales, todas las actividades se inscriben en la corriente de la vida, y como la corriente es universal los actos de una persona afectan, en diversos grados, a todos los demás.

Si a ti te gusta escribir, cualquier otro puede gozar con poner orden en los negocios o con afinar las operaciones para lograr un nivel más alto de productividad. Otro puede desear pintar obras de arte, creaciones que se inscriban en la corriente de la vida para reflejar mayor belleza en el mundo. Otros pueden querer enseñar, cantar, vender, reparar o fabricar cosas. Entre todas estas actividades hay muy poca diferencia, desde el momento en que el individuo está derivando todo su placer de una actividad regida por principios, pues es la alegría del hacer lo que alimenta y moviliza la corriente, lo que hace que sus ondas trasciendan el tiempo y el espacio y lo que hace que se logre prestar un servicio.

¿Hay formas de servicio más grandes que otras, es decir, por ejemplo, obras que puedan afectara mayor cantidad de personas?

En verdad, la forma más grande de servir al mundo es vivir una vida de conformidad con la verdad espiritual, pues entonces cada uno de los servicios que prestemos podrán afectar el destino de la humanidad.

Finalidad: Motivarnos para prestar mayores servicios al mundo y para comprender la razón por la cual el servicio es uno de los requisitos fundamentales para recibir la Energía del Yo Superior.

Rasgos negativos que puedan presentarse a partir de las proyecciones del ego: un individuo soñador que no emprende ninguna acción concreta, que hace planes sin ningún poder, alguien cuyos sentimientos son heridos con mucha facilidad, que por lo general actúa de manera muy poco eficaz y presta poca ayuda en las situaciones que así lo requieren.

Su energía resulta bloqueada debido a: una conciencia llena de miedo y ansiedad, cuya fe está puesta más en la desgracia que en la buena fortuna - "todo ha de andar peor, si aún es posible…".

FE, ESPERANZA Y OPTIMISMO
El optimismo implica mucho más que buen humor. El verdadero optimismo precisa fortaleza y valor en grandes cantidades. No es algo para los débiles o los temerosos. No es fácil mirar con franqueza el estado ridículo, insensato, de la condición humana sin dejar de ver la luz de posibilidades y soluciones.

Mucho más fácil es ser pesimista; tanto es el apoyo que existe para mantener un estado constante de pensamiento negativo. En esencia, los optimistas nadan corriente arriba, pero consideran que vale la pena hacerlo pues lo que verdaderamente se opone al optimismo no es tan sólo el pesimismo: es la desesperanza, la duda y la depresión. El optimismo se rehúsa a aceptar la desesperanza y la duda. El optimismo no guía de manera natural y espontánea hacia la consecución de los objetivos superiores y el mantenimiento de los valores superiores.

Cada nuevo día nos enfrenta a polaridades mayores sobre la tierra. Muchas son las personas que buscan el poder superior en sus vidas, y el mundo está vivo con la luz centellante de la verdad pero al mismo tiempo la oscuridad es cada vez más oscura. La luz es poderosa y los Ángeles nos acompañan durante todo el camino, nos alientan, nos iluminan la mente con la luz del día. No es necesario aceptar estadísticas funestas; los que logran algo a pesar de todas las dificultades no son pesimistas, sino optimistas. Es posible que alguna vez los optimistas tengan que transitar por un camino irregular, pero nadie tiene por qué aceptar las críticas negativas ni las estadísticas funestas ofrecidas por los pesimistas.

La esperanza es el ingrediente principal para llegar a ser optimista, es un sentimiento de confianza y presunción de que todo saldrá bien. No existe nada que se llame falsa esperanza. Si tenemos cierta esperanza y se nos cruzan los pesimistas que nos dicen que no, pidámosles que se guarden para ellos los pensamientos negativos. En los momentos más extremos de la vida sería conveniente tener una ley que impidiera que a las personas positivas se les hicieran comentarios negativos. Muchas veces un comentario puede ser peor que un puñetazo en pleno rostro.

Todos tenemos el derecho de esperar y crear un clima mental positivo, lo que a su vez genera resultados positivos; y este derecho tendría que ser protegido. También tendríamos que estar protegidos contra los médicos que disfrutan de jugar a Dios diciéndoles a los pacientes enfermos cuánto tiempo tienen que vivir.

Alguien que quiera debatir podrá decir que la esperanza significa no vivir el momento, por lo que algo de malo tiene que haber respecto de la esperanza. Vivir el momento verdaderamente a cada instante es algo que sucede en nuestro interior; básicamente significa permanecer despiertos y alertas. El hecho de permanecer despiertos y alertas no tiene por qué generar dolor, y es por eso que existe la esperanza. Realmente me sorprendería encontrar a una persona feliz y positiva que en su interior no valorara la esencia de la esperanza.

Si practicáramos ofrecer esperanzas a cada persona que conociéramos, y si a su vez ellas nos la ofrecieran, la esperanza reinaría y el día del juicio final nunca llegaría. Dado que esta utopía no es la realidad, tenemos que crearla en la imaginación, y podemos hacerlo invocando la fe. La esperanza y la fe existen juntas sinérgicamente.

La esperanza y la fe son dones de Dios, o de nuestro poder superior. Para que la fe trabaje en nuestra vida como un acelerador angélico, debemos reconocer el hecho de que no existe en forma pura, a menos que en el corazón nos formemos la profunda convicción de que Dios es una presencia real en nuestra vida, la luz que nos guía por el camino. Para tener una verdadera fe debemos reconocer un poder superior en la vida, en el corazón, en el alma y en la mente. La práctica de la fe fortalece las relaciones personales con este poder superior. Entonces, ¿Dónde encontramos a Dios? Exactamente aquí y ahora; la tierra que pisamos es tierra sagrada.

Cuando la realidad que vivimos es "fe en Dios, en Dios confiamos", el temor no existe. Si realmente tenemos confianza y fe en Dios no hay motivos para temer a nadie ni a nada en esta vida. El temor es un poder fuerte, pero al fe es mucho más fuerte. Un viejo dicho reza así: "El temor golpeó a la puerta. La fe respondió. No había nadie".

Otro esquema negativo que no puede operar en presencia de la fe es la preocupación excesiva. La preocupación es un tormento; genera dudas y ansiedades para autosustentarse, lo que a su vez aleja al preocupado del optimismo, al esperanza y la fe.

La fe está compuesta por Ángeles. Cuando declaramos la fe, se forma un paso de Ángeles que desde nuestro ser pasa por las puertas del cielo y llega a Dios. La fe es una convicción interior que nos lleva más allá de la creencia, hasta un estado de unicidad con la confianza afectuosa. La fe es energía positiva focalizada sobre un deseo o una creencia que queremos que se realice; es energía muy poderosa en estado bruto. Se torna más brillante por medio de la acción correcta, y pierde su esplendor con la inercia.

Cuando declaramos nuestra fe, para que siga funcionando debemos convertirla en nosotros mismos; es decir, tenemos que ser uno con la fe para no pensar en ella sino dejar que nos guíe. Las acciones y prácticas que realicemos generarán los resultados deseados cuando lleguemos a unirnos con la fe. Los Ángeles siempre están con nosotros para proteger el pensamiento positivo y la fe. Entonces, si perdemos parte de nuestra fe, podemos pedirle más a los Ángeles y a Dios.

A veces puede suceder que el hecho de tener fe en una situación en particular no tenga sentido para nosotros. En otras palabras, podemos tratar de excusar a los Ángeles imaginando que ellos no pueden ayudarnos en determinada situación. De esta manera, generamos dudas y cancelamos la fe. Los Ángeles son muy listos cuando un ser humano necesita ayuda. Puede suceder que los Ángeles aparezcan con forma humana para proteger a personas que ni siquiera los ven, pero sí los ven otros seres humanos que puedan tener malas intenciones para con ellas.

Tengamos fe, puesto que los Ángeles pueden distraer o cambiar la percepción de otros que tengan intenciones de perjudicarnos. Entonces, incluso aunque con la imaginación no logremos encontrar la forma para recibir la ayuda de los Ángeles, no los limitemos; dejemos que ellos hagan lo suyo y tengamos fe: estamos protegidos. Y siempre recordaremos solicitar ayuda, no importa cuál sea el estado de nuestra fe.
Quizás resulte difícil (aunque no imposible) que una persona demasiado cómoda (no inclinada a colocarse en situaciones peligrosas) practique la verdadera fe. Aquellos que están "en problemas" desarrollan una fe muy profunda puesto que les resulta necesaria para sobrevivir. La ironía de esto es que los cómodos necesitan más de la fe ya que son más susceptibles a la depresión y al aburrimiento, y pueden llegar a sentir un vacío espiritual hasta que por fin tienen fe en sí mismos y salen a practicar su espiritualidad especial como un don para el mundo.

La fe y la esperanza no son sustancias tangibles; no son lo mismo para todos. Los aceleradores angélicos tales como la fe y la esperanza asumen distintas formas en cada persona, porque cada uno de nosotros es una faceta única de la luz de Dios. Ser fiel significa ser consciente, honesto y preciso. Vemos la verdad, por más incómoda que resulte, y tenemos fe en nosotros mismos para crear un resultado positivo y encontrar soluciones creativas; a su vez, esto nos da esperanza y nos convierte en verdaderos optimistas.

Los Ángeles son manifestaciones de las esencias y fuerzas energéticas de Dios, capaces de transmitir a los seres humanos aceleradores tales como la fe y la esperanza. Son dones que aceleran el crecimiento espiritual y nos traen paz al corazón. Cuando estaos felices y tenemos paz mental, somos uno con Dios y los Ángeles.

PROGRAMACIÓN ANGÉLICA Nº 38
Curar el Planeta
Estamos acostumbrados a considerar la energía del planeta algo externo a nuestro ser interior. Sin embargo, toda forma parte de la ecología, nosotros somos uno con el Universo.

Es muy importante que empecemos a tomar conciencia de esto, para que nuestro crecimiento sea una totalidad concreta, donde los Ángeles puedan crear su plataforma de luz, porque necesitan de nosotros para realizar mejor su servicio.

Este ejercicio nos va a permitir comprender hasta qué punto podemos nutrir y participar para que nuestro mundo sea realmente mejor.

Primero relajamos nuestro cuerpo; vamos a cerrar los ojos y chequear la energía de luz que somos.

Ya podemos iluminar nuestros bloqueos físicos, emocionales o mentales y curar en forma más afinada nuestro sistema interno.

Comenzamos siempre relajando nuestros músculos y nos conectamos hasta llegar al plano molecular de todo nuestro cuerpo.

Visualizamos el Planeta Tierra totalmente iluminado, en el corazón, dentro de nosotros.

Construyendo en nuestro corazón una copa dorada que sostiene el mundo; en la copa hay luz, hay fuego, hay agua. Todos esos elementos van purificando la Tierra a medida que la copa va sosteniendo la energía del planeta.

Nutrimos la Tierra con la ternura y el amor, como lo haríamos con un bebito.

Al finalizar el ejercicio cerramos la imagen con al siguiente afirmación:

"Nuestra Tierra es luz, amor y paz. Se nutre todo el tiempo de la Amada Presencia que vive en plenitud en cada ser que la habita, con la copa eternamente llena en cada corazón".

Pedimos a todos los Ángeles que se cumpla esta nutrición y curación.

* * * * *
CLASE 46 LOS SÍMBOLOS
El símbolo es aquello que da que pensar. Habla en el lenguaje de los sueños, de la intuición y del misterio. No se opone al pensamiento lógico, está en otro nivel, eso es todo.

Las imágenes y los símbolos dicen más que las palabras. El símbolo pertenece al arte del silencio… anterior al verbo y según las tradiciones, hubo un silencio profundo antes de la creación. Tanto el lenguaje de los símbolos como el de la oración son sagrados.

Para aclarar un poco lo que antecede tomemos por ejemplo el diluvio, las escenas del diluvio con las aguas cubriendo la tierra….

El diluvio purifica y regenera…. Reabsorbe a la humanidad en las aguas de un nuevo nacimiento. Es lo que para los cristianos significa el bautismo. El diluvio, que fue un inmenso bautismo colectivo, señala el límite entre la prehistoria y la historia de la humanidad. Indica el punto exacto donde comienza a operar la alquimia como ciencia sagrada. Es un símbolo.

En las aguas del diluvio desaparece en forma psíquica, un nivel de conciencia confundido y perdido en el mundo exterior. En el diluvio está simbolizada la reabsorción instantánea de una forma de vida vieja, sin energía, contaminada de frustraciones.

El diluvio produce un efecto energético. El aspirante entra al arca.. o sea a la caverna alquímica y las aguas del olvido cubren su anterior existencia.

¿Cuál es ese estado anterior? Es ese lamentable estado en el que la mayoría de nosotros acepta vivir sin rebelarse, es como un estado desvitalizado, marchito, sin energía.

También al hacer una novena, ni bien se empiece, se estará navegando como Noé en un estado superior de conciencia. Se iniciará de inmediato una travesía fantástica sobre las aguas que cubren la vida anterior.

Noé estaba acompañado de palomas a las que envió como emisoras para informar sobre el proceso que estaba aconteciendo dentro del arca. Era para señalar los cambios que se operaban dentro del arca; ésta era un Atanor y como tal debía permanecer cerrada, aún para el mismo Creador. Esto significa que tenemos libre albedrío, Noé tuvo un mandato, pero siempre estaba la posibilidad de desobedecerlo. En total soledad, ayudado sólo por las oraciones, él iba llevando adelante, día por día, la espectacular obra alquímica de la que sólo el mar fue testigo.

Noé debía mandar a los pájaros para ir avisando a Dios que las etapas se iban cumpliendo según lo previsto y además para recibir la respuesta del mundo exterior. Cuando la paloma regresara, la tierra prometida estaría cerca

Noah o Noé sería el germen de la nueva humanidad. En el Arca se llevaría a cabo la reconquista de la verdadera naturaleza humana. Noé se descontaminaría del miedo, se le recordaría su esplendor e integraría sus energías de una manera nueva.

Era el número diez en el linaje de descendencia de Adán, en la rama de Shet, con él se iniciaba un nuevo ciclo evolutivo. También se retornaría a las normas primeras, a la verdad, a la pureza y… ¡La obra tuvo éxito!

Ya su padre Lemekh es avisado sobre la misión que llevará adelante Noé, podríamos decir que le informan que su hijo es invitado a realizar una obra de transmutación que tendrá enormes consecuencias en la especie humana. Noé es la primicia, la avanzada. Luego de ser él mismo transmutado adentro del arca, repoblará la tierra con un germen nuevo. Este germen está grabado en nuestro código genético y se activa con las oraciones. Lo llevamos inscripto en nuestra memoria, sabiendo que Noah pudo hacerlo y tenemos las claves de esa primera obra alquímica. ¿Porqué no intentarlo?

La escena del diluvio simboliza el caos que necesariamente precede a toda creación. Caos no visto como desorden, sino como transición. Noé entrando al arca es la imagen exacta del alquimista entrando a su propia arca, a su espacio sagrado, a su laboratorio. Noé flotando sobre las aguas, en total soledad con respecto al mundo, sin referencias a lo habitual, representa al alquimista separándose de la vida profana.

Elohim ordenó construir a Noé un arca de madera resinosa, se supone que de acacia. La acacia simboliza a las ciencias sagradas porque es madera que es incorruptible y resistente, o sea, es un material apto; es capaz de ser atanor.

El camino de la evolución se construye con un material probado, confiable; o sea las ciencias sagradas de la tradición. Este conocimiento es sólido, porque es una fuerte base de apoyo, un buen fundamento.

Las ciencias sagradas son en primer lugar la alquimia, junto con ella la angelología o conocimiento de la cooperación con los Ángeles. A la teología o la historia del diálogo del humano con Dios y a la elfología o el misterio de los reinos elementales.

¿Qué conservaba el arca? El conocimiento sagrado e iniciático de todas las civilizaciones anteriores al diluvio. O sea, el arca conservó la verdadera historia de la humanidad, las claves que luego tomaron las tradiciones.

Tanto el arca de Noé como el arca de la Alianza del pueblo hebreo, son depósitos del conocimiento único. Hay una sola verdad, un solo conocimiento inmutable que va siendo resguardado a través de los tiempos. En nuestra tradición está custodiado por las ciencias sagradas. En otras culturas esta misma verdad, está protegida por los saberes antiguos. El diluvio es universal, los indígenas americanos lo describen también, los relatos babilonios hablan de lo mismo.

Explicando a Noé, que se dejara conducir hacia un nuevo nivel de conciencia, Elohim entonces le pidió que construyera su arca y que allí dentro hiciera entrar a todas sus energías no desarrolladas. Dándole al mismo tiempo las claves que debían ser transmitidas a la nueva humanidad de la cual Noé sería el primer exponente.

Elohim invitó a Noé a que tome conciencia de todas sus partes fragmentadas, de sus partes felices, de sus partes heredadas, de su parte ancestral. Esto es lo que simbolizan los "animales" que hace entrar al Arca con él, para hacer la travesía a un nuevo nivel de conciencia.

Con "ellos", con los animales, con lo que es Noé a nivel denso, se hace la alquimia del renacimiento… ellos son su campo de energía no transmutado, ellos simbolizan sus instintos latentes. Todos estamos acompañados sin saberlo por nuestros propios "animales". Nuestro cerebro tiene tres niveles superpuestos, el nivel reptil, el mamífero y finalmente el humano, en vías de desarrollo.

Funcionamos a nivel reptil, cuando defendemos nuestros territorios, nuestras posesiones, nuestros viejos pensamientos. Cuando somos capaces de "matar" a quien amenaza nuestra seguridad. El nivel reptil, funciona en base a la agresión y al miedo.

Luego, un poco más evolucionados, actuamos como mamíferos, creamos territorios y en ellos encerramos y poseemos a nuestros afectos, a nuestros logros, nuestros éxitos. Nos entendemos bien con los de "nuestra manada" y excluimos a todos los demás. Nos preocupamos por el bienestar de nuestro círculo y participamos de las luchas de poder y predominio dentro de Él. ¿Es éste un comportamiento humano? Todavía no. Estamos llenos de prejuicios y de cobardía, nos preocupa básicamente nuestra seguridad, todavía estamos contaminados de miedo, en el nivel mamífero somos bastante mezquinos…l

El tema es poder llegar a ser humanos. Se trata del amor, de la apertura, de la libertad, de la generosidad.

Sigamos con nuestro relato, después de 40 días, lapso de transmutación absoluta e irreversible, cesa la lluvia y bajan las aguas. Noé entonces sale del arca, según los relatos bíblico, esto acontece a la edad de 600 años. El seis es un número clave.

El seis indica el último paso de la transmutación, el ser humano estuvo completo, en el sexto día de la creación. En el día séptimo Dios "descansó", esto significa que dejó en libertad a la criatura para que eligiera su camino.

¿Qué ocurrió en el Arca durante los 40 días y 40 noches? Las tradiciones nada nos dicen al respecto. Sin embargo se comprende que hubo tres etapas, la negra, la blanca y la roja.

Cuando la primera etapa estuvo terminada, Noé envió entonces un cuerpo para explorar el nivel de las aguas y también para dar la señal a los cielos. La señal avisando que el primer paso se debía cumplido dentro del arca.

Luego sobrevino la obra en blanco. Noé mandó entonces una paloma para dar aviso del acontecimiento. Finalmente llegó para él la obra en rojo, y llegó el momento del desembarco. Esta vez, la paloma regresó, Noé supo entonces que la nueva tierra, la nueva realidad estaba emergiendo de las aguas del diluvio.

Mientas tanto, en el exterior, bajo el sol de esos tiempos bíblicos, todo se secaba poco a poco y emergía la primera tierra; según las tradiciones es la misma que estás pisando ahora.

Ahora bien, pasaron todavía 150 días, hasta que por fin Noé recibió la señal que estaba esperando, las palomas que venía enviando ya no regresaban. De pronto apareció una de ellas con un ramo de olivo en el pico.

Obviamente las palomas no habían regresado porque habían llegado ya a destino, a la nueva tierra. O sea el resultado de la obra estaba a la vida. La que entregó a Noé la rama de olivo trajo la señal "es posible el desembarco, la transmutación se ha completado". La transmutación de la que te hablo sucedió en el interior del arca o sea dentro de Noé mismo, también como consecuencia aconteció el cambio en el mundo exterior. Todos los acontecimientos están relacionados. Y sucedió alo más... un deseo se había cumplido.

El deseo de Noé de llega a una nueva tierra y empezar una nueva vida. Él estaba cumpliendo un mandato pero participaba en el suceso con plena conciencia, había pedido el cielo que se cumpliera su sueño.

El olivo es símbolo de paz, purificación, victoria y… recompensa. Es símbolo del oro y del amor, además de serlo de la paz. Noé iba a tener todos los recursos para dar comienzo a una nueva civilización. Nosotros heredamos estos tesoros, Noé somos nosotros mismos, Él solo nos indica el camino. La paloma simboliza la forma. En la tradición cristiana, el espíritu santo es el que liga al cielo y la tierra. Cuando hablamos de forma estamos hablando de concreción, realidad, esto no es una fantasía. La transmutación es un hecho concreto.

EL ÁNGEL DE LA MUERTE Y EL RENACIMIENTO
La fuerza de este Ángel es una extensión y una ampliación del flujo del poder causal de la Renunciación y la Regeneración mencionado por separado. Ese poder, como el Ángel de la Renunciación y la Regeneración, cede el turno de impartir la clase siguiente al Ángel de la Muerte y el Renacimiento para que complete la lección que enseña a reemplazar lo inferior por lo superior.

Este Ángel representa la fuerza de la metamorfosis, y su función es la de ayudarnos a disolver los patrones erróneos y las falsas creencias del ego y auxiliarnos en la tarea de preparar nuestra conciencia para la infusión final de la energía del Dios-Yo. Es "ese irresistible impulso de la Naturaleza que es la causa de que todos los seres sean finalmente absorbidos por la condición divina en la cual ya existían antes de que el Universo ilusorio se hubiera manifestado".

Si esta energía se encuentra bloqueada por el temor a la "muerte" que experimenta el ego y por la disminución de la personalidad, o a través de la identificación del Yo con el cuerpo físico, nos convertiremos en personas que se resistirán a cualquier cambio y que bloquearán la divina espontaneidad de la vida. Las proyecciones negativas del ego pueden acarrear también el resultado de llevarnos a estar constantemente vigilando el estado del cuerpo físico para ver si hay algo que anda mal, lo que conduce a producir un desorden en todo el sistema.

Pese a que no podemos pensar en nuestro ego como una hidra de nueve cabezas que vive en una "ciénaga encharcada y pestilente", la naturaleza de este animal representa la acumulación de todos los defectos de nuestra personalidad que permanecen sin ser corregidos a través de todas nuestras muchas encarnaciones en diversas formas físicas. Si atacamos al ego con emociones combativas, sólo magnificaremos su naturaleza malévola y, luchando en su territorio - en las tinieblas de la conciencia inferior - perderemos todo nuestro poder para lograr la victoria. Al tratar con esta parte inferior y sin redimir de nuestra naturaleza, debemos recordar que "nos levantamos si nos arrodillamos", lo cual significa que la humildad es la clave, y que el orgullo y la ira deben ser reemplazados por la paciencia y el perdón.

Así, deponemos todos nuestros sentimientos de hostilidad y elevamos esta forma de pensamiento creada por el yo hacia la luz purificadora del Espíritu, donde pierde todo su poder y logramos alcanzar la victoria. Vencemos por medio de la entrega y ganamos la perfección al renunciar a nuestros defectos. El Ángel de la Muerte y el Renacimiento es el Poder Causal que nos ayuda a cumplir con esta heroica tarea.

En primer lugar, deseo ser bien clara al tema de la muerte, palabra que a la mayoría de las personas les produce una sensación de temor y estremecimiento. En verdad, lo que llamamos muerte no es sino una entrada a una vida más gloriosa, de alegría, plenitud, paz y libertad, ya se trate de una experiencia física o mística. En ambos casos es un flujo incesante de vida sensible, pero con una diferencia. Excepto por la inmediata elevación de la conciencia que se deriva de la experiencia de quedar liberado de la forma corporal, la muerte física no es nada más que un cambio de la forma. Conservaos la conciencia, la comprensión y el conocimiento conquistados durante nuestra visita a la tierra, y cuando nos movemos de un plano hacia otro, llevamos con nosotros nuestras tendencias y nuestros intereses.

Ya en el plano no-físico, continuamos nuestra evolución a medida que progresamos gradualmente a través de un proceso de expansión de la conciencia que nos conduce hacia nuestro objetivo final, el de recordar y despertar a nuestra Realidad Esencial, la identidad divina.

La verdad principal de los antiguos colegios de Misterios era ayuda a que el iniciado "muriera" en su personalidad para despertar a la Realidad, divina que albergaba en su interior. El punto central de esta enseñanza estaba constituido por la idea de que la única muerte verdadera es el nacimiento físico, y que el único nacimiento verdadero es la comprensión y la liberación del Yo Espiritual.

También se enseñaba que cualquier persona que abandonara la vida espiritual y eligiera vivir una vida puramente material, plena de falsas ambiciones, era, desde ese momento, una persona muerta, cuyo renacimiento sólo era posible a través del acto de morir (desapegarse, desprenderse) del mundo de los sentidos.

Debemos tener en cuenta que en esos antiguos tiempos de la humanidad, los iniciados no trataban de convertirse en "santos" para pasar el resto de sus vidas ataviados con una túnica monacal y caminando en círculos mientras musitaban algún canto místico. Por el contrario estaban buscando liberarse de las ataduras del mundo físico para poder permanecer en este mundo y participar en su transformación. Su objetivo era despertar a la masa de la humanidad, pero también sabían que la posibilidad de salir de ese estado de sueño debe comenzar en la conciencia de cada individuo, de modo que comenzaban por ellos mismos, tal como hoy debemos hacerlo vos y yo.

La idea de muerte y renacimiento aparece claramente ejemplificada por Jesús en la Iniciación de la Crucifixión y la Resurrección. Él nos enseñó que debemos morir para la naturaleza inferior para poder vivir como el Yo Superior que en Verdad somos. La naturaleza inferior debe morir para que la naturaleza superior puede manifestarse plenamente. Esa muerte consiste "en la renuncia a la personalidad, en el reemplazo de la conciencia humana por la conciencia divina. En atravesar tanto el plano objetivo como el plano subjetivo de la conciencia".

En este punto de nuestra evolución pasamos por una experiencia portentosa. A partir de nuestra renunciación, hemos estado esperando en una vibración superior, en una percepción superior del Sagrado YO que llevamos en nuestro interior. Pero en el momento de la crucifixión esta comprensión comienza a desvanecerse como una conciencia personal para llegar a asumir la identidad de su fuente. Se produce un progresivo desvanecimiento de la conciencia personal y una progresiva aparición de la otra, y, durante un breve intervalo, la sensación de la Presencia nos abandona por completo y podríamos ponernos a gritar "'Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?". Pero, entonces, cuando llegamos a comprender plenamente nuestra Divinidad, la frase "Yo y mi Padre somos una sola persona" se convierte en una realidad. Se ha producido la muerte de nuestro viejo yo y ahora podemos renacer e ingresar a la Experiencia de la Resurrección.

Acerquémonos de manera más práctica a esta idea de la muerte y el renacimiento. Cuando dejamos de identificarnos a nosotros mismos como parte del mundo físico de las formas, rompemos las ataduras emocionales que nos ligan a los efectos externos y disipamos la ilusión mental de estar viendo "en el afuera" algo que realmente no existe, estamos removiendo las diferentes capas de los patrones de nuestra personalidad que han estado rodeando nuestro aprisionado esplendor.

Cuando nuestra naturaleza divina, nuestro Auténtico Ser aparece en la superficie, nuestras vidas cambian tan asombrosamente que la tierra parece ser el cielo. Los problemas, desafíos, pruebas y tribulaciones que estábamos experimentando en nuestra naturaleza inferior se han desvanecido por completo, pues no pueden seguir existiendo fuera de esa naturaleza inferior.

Todos los deseos, anhelos y necesidades han sido asumidos por el Yo Espiritual, y se han convertido en manifestaciones acordes con la visión superior, la cual siempre significa mucho más que aquello que concebimos en nuestra limitada conciencia. Así "morimos" para la carencia, las limitaciones, la insatisfacción, la futilidad, los conflictos, la desesperación, el miedo y la culpa, y renacemos a la vida resucitada del dominio y la supremacía espiritual.

¿Cómo hacer para provocar esta muerte y este renacimiento místico? La forma más simple de responder a esta pregunta es decir que si nosotros cumplimos con nuestra parte, el Espíritu se encargará del resto; y nuestra parte, básicamente, puede ser resumida en estos cuatro pasos:

1) Depositar nuestra fe en el invisible mundo espiritual en lugar de hacerlo en el visible mundo material, lo cual significa que debemos dejar de conferir poder al plano material de los efectos y reclamar esa autoridad que nos pertenece por derecho divino.

2) Romper con las atracciones emocionales que están limitando nuestras vidas. Debemos abandonarlo todo al Espíritu de Dios que mora en nuestro interior; debemos, incluso, entregarle esos deseos que nos están tirando hacia abajo, pues, en verdad, sólo cuando abandonamos nuestro deseo en las manos del poder superior adquirimos el derecho a ver satisfecho ese deseo.

3) Llenos de humildad, dejamos todas las energías del ego en manos del Sagrado Yo que mora en nosotros y, simbólicamente, hacemos que nuestra naturaleza inferior ascienda hacia la Luz del Espíritu.

4) Por medio de la meditación, desarrollamos el poder de nuestra intuición para que llegue a ser mayor que las percepciones erróneas que veíamos a través de los falsos ojos de la personalidad

Si somos completamente sinceros y tenemos la voluntad de entregar todo lo inferior para cambiarlo por lo superior, el Sagrado Yo se ocupará de borrar suavemente la vieja personalidad y de reemplazarla por su propia Presencia, todas las energías inferiores. No quiero dar la impresión de que este es un proceso que puede cumplirse de la noche a la mañana, pues, por el contrario, se requiere mucha preparación para que esta fusión pueda producirse.

No sólo debemos derramar todo el vino viejo - y todo lo que ese vino representa - sino que debemos tener listo un odre completamente nuevo para recibir el nuevo contenido. Pablo dijo "Cada día estoy a la muerte" (Primera Epístola a los Corintios, 15:31) - y eso es lo que debemos hacer para asegurarnos la victoria final.

Al "estar a la muerte" cada día - y momento a momento, si fuera necesario -, rompemos las ataduras del ego y comenzamos la ascensión hacia la superconciencia. Cada vez que nos movemos hacia el lugar más secreto de la conciencia y sentimos y experimentamos la Presencia de Dios ante la que estamos, morimos un poco para todo aquello con que nos atrae nuestra naturaleza inferior. A cada momento en que nos conectamos con el Yo Superior y vemos la Luz interior, sentimos el Amor y sabemos que estamos percibiendo la Realidad, disminuimos todo aquello que nos mantiene asidos a nuestra naturaleza inferior. Cada vez que damos la espalda a las apariencias y nos negamos a prestar atención a los desafíos de la salud, de nuestra forma de abastecernos, de nuestras profesiones o de nuestras relaciones, avanzamos un poco en el proceso de nuestro renacimiento.

Cuando estás pasando por la transmutación y reorientación de tus energías humanas, llama a este Ángel para que te ayude y te facilite el proceso. Para las personas comunes, el Ángel de la Muerte es el más temible, pero para los aspirantes, discípulos e iniciados, es "aquel que es tan bienvenido como una sonrisa". Ahora ponte en contacto con el Ángel y pregúntale cómo puede ayudarte en la preparación del paso final de liberación y aceptación. Pídele que te revele si existen reservorios de características de tu personalidad que aún no han sido sometidas y de ataduras del ego que aún no han sido cortadas, y disponte a colocarlas bajo control.

Afirmándote en la energía y el poder de este Ángel, retrocede y revisa los cuatro pasos que he mencionado anteriormente, y mantente firme en tu compromiso de arrojar al ego de tu vida actual para tener una experiencia mayor de la Verdad Viviente.

Debes cambiar tu idea de lo que significa vivir en este mundo. Vivir en alegría, paz y libertad no significa desprenderse de las cosas de este mundo, sino dejar de confiar y de depender de esas cosas y volver tu atención hacia el YO SOY que llevas dentro de ti y que es la única Causa y el Único Poder, y dejar que las cosas del mundo aparezcan naturalmente.

Aquellas cosas que no estén de acuerdo con el orden superior deben morir y ser reemplazadas por otras que sí lo estén, pero sin ninguna clase de sacrificio o de sufrimiento de tu parte. Considera también que el ego no participa de la Energía del Amor y ten en cuenta, sin embargo, que el Reino sólo puede expresarse a través de esa energía. ¿Acaso no vale la pena eliminar todos los obstáculos que impiden que el cielo se manifieste en la tierra? Recuerda que la muerte no existe, que sólo hay un cambio de energía.

Finalidad: Llamado también energía de la metamorfosis, este Ángel nos ayuda a atravesar las áreas dominadas por el ego y a realizar nuestra identidad como seres espirituales.

Rasgos negativos que pueden presentarse a partir de las proyecciones del ego: exagerada preocupación por el cuerpo físico; el individuo se convierte en un fanático de la salud que está constantemente observando sus sistemas físicos para ver si hay algo que anda mal.

Su energía resulta bloqueada debido a: el temor a la muerte del ego; la creencia de que la metamorfosis de la personalidad a la individualidad eliminará la forma física; la identificación con el cuerpo como si fuera el verdadero Yo.

FÁBULA SOBRE LOS ÁNGELES
Cada vez que muere un niño bueno, desciende a la tierra un Ángel del Señor, toma en sus brazo al niño muerto, abre sus grandes alas blancas y vuela por todos los lugares que el niño ha amado; luego recoge un manojo de flores, que le lleva a Dios, para que ellas florezcan aún más bellas que en la tierra. El buen Dios pone todas las flores en su corazón, pero a la predilecta le da un beso y ella recibe la voz y puede cantar en el coro de los beatos.

Todo esto lo contaba un Ángel del Señor mientras llevaba un niño muerto al cielo, y el niño lo escuchaba como en un sueño; y volaban por la casa, en los lugares donde el niño había jugado, y luego por los deliciosos jardines llenos de flores bellísimas.

"¿Cuál debemos tomar para plantar en el cielo?", preguntó el Ángel.

En el jardín había un rosal alto, pero un hombre malo le había quebrado el tronco y todas las ramas llenas de grandes brotes que recién aparecían, se habían doblado y se marchitaban.

"Pobre planta", dijo el niño, "toma esa, así podrá florecer junto a Dios".

El Ángel recogió la planta y le dio un beso al niño, que abrió un poco los ojitos. Tomaron esas magníficas flores, pero también llevaron la despreciada caléndula y el pensamiento del campo.

"Ahora tenemos flores", dijo el niño, y el Ángel asintió pero todavía no volaron hacia Dios. Era de noche y había silencio; permanecieron en la gran ciudad y volaron por una de las callejuelas más estrechas, donde había un montón de paja, cenizas y basura: habían hecho una mudanza, y por todas partes quedaron pedazos de platos, fragmentos de yeso, trapos y cosas viejas.

El Ángel señaló, en toda esa confusión, algunos restos de una maceta; cerca había un poco de tierra que se había salido de la maceta, pero que seguía unida por las raíces de una gran flor silvestre ya marchita, que no valía nada y que por eso habían tirado.

"¡Llevémosla con nosotros", dijo el Ángel, "luego, mientras volemos, te diré por que!"

Y entonces volaron y el Ángel dijo:

"Allí, en esa calle estrecha, en un sótano, vivía un pobre muchacho enfermo; desde niño había estado siempre en la cama; cuando se sentía bien podía caminar por al habitación con las muletas, pero nada más. En algunos días de verano los rayos de sol entraban por unos minutos en la pequeña habitación del sótano, entonces el muchachito se sentaba al calor del sol y miraba la sangre roja que corría por los delgados dedos que sostenía delante de su rostro. En esos días se podía decir: "¡Hoy el pequeño ha salido!"

El muchacho conocía el verde primaveral del bosque sólo porque el hijo del vecino le traía el primer ramo de baya con hojas, y él lo ponía encima de su cabeza y soñaba que estaba bajo los rayos del sol resplandeciente y de los pájaros que cantaban. Un día de primavera el hijo del vecino también le trajo algunas flores silvestres y entre ellas había por casualidad una que todavía tenía raíces; por eso la plantó en una maceta que puso cerca de su cama.

"La flor, plantada por una mano amorosa, creció, sacó nuevos brotes y floreció cada año. Esto fue para el muchacho el paraíso maravilloso, su pequeño tesoro en la tierra. Lo regaba y lo cuidaba y se ocupaba de que recibiera hasta el último rayo de sol que entraba por la pequeña ventana baja, y la flor crecía también en la fantasía del muchacho, porque florecía para él, para él daba su perfume y le alegraba la vida. Y cuando el Señor llamó al muchacho, él miró, al morir, esa flor.

"Hace ya un año que está junto a Dios, y durante todo un año la flor quedó abandonada en la ventana y se marchitó. Por eso la tiraron a la basura durante la mudanza. Y nosotros hemos puesto en nuestro ramo a esa flor, a esa pobre flor marchita, porque ha dado más alegría que la más bella de las flores del jardín real".

"¿Pero cómo sabes todas estas cosas?", preguntó el niño que el Ángel llevaba al cielo.

"¡Lo sé porque yo mismo era ese pobre muchacho enfermo que caminaba con las muletas!", le explicó el Ángel. "¡Y conozco bien a mi flor!"

El niño abrió los ojos y miró el bello y feliz rostro del Ángel; en ese momento llegaron al cielo, donde había alegría y bienaventuranza. Dios apretó contra su pecho al niño muerto e inmediatamente le crecieron las alas, como al otro Ángel, y juntos se fueron volando, tomados de la mano.

Luego Dios apretó contra su pecho el ramo de flores y besó a esa pobre flor silvestre marchita, que enseguida tuvo una voz y cantó con todos los Ángeles que volaban alrededor de Dios; algunos muy cerca, otros en grandes círculos alrededor de Él, y otros muchos más lejos todavía, en el infinito, pero todos igualmente felices. Y todos cantaban, pequeños y grandes, y también el niño bueno y bendito, y esa pobre flor silvestre que se había marchitado y a la que habían tirado en una calle oscura y estrecha, entre la basura de una mudanza.

PROGRAMACIÓN ANGÉLICA Nº 39
Los Creadores
El Creador hizo todo y a todos. Nosotros también somos creadores; hemos sido dotados con muchas de sus cualidades, pero la mayoría de las veces esos dones están tan enterrados que apenas se los reconoce y se los usa.

La preocupación es una forma de energía directa. El desasosiego te aparta de de cualquier otra cosa y te dirige de una manera concentrada hacia lo que temes. En este sentido, el desasosiego y el miedo se unen para traer a tu existencia exactamente aquello a lo que le tienes miedo.

Dejarás de preocuparte cuando entiendas las leyes universales que rigen el funcionamiento de las cosas. Una de esas leyes sostiene que cuanto se vea en la mente, sea bueno o malo, si se cree en ello, ocurrirá. La creación comienza en los pensamientos y en la imaginación. Inmundo de causas y efectos. Si mirases hacia adentro, verías lo correcto. Lo que se siembra, se cosecha. Tal como pienses, crearás, sin ninguna duda.

El trabajo interior representa mirar dentro de sí mismo. Todas las respuestas están dentro tuyo. No fuera, ni en otra persona, ni siquiera en lo que llamas Dios.

Lamentablemente no entiendes a Dios ni tampoco los métodos que Él usa para encontrar las respuestas. Es por eso que no nos da las soluciones cuando le rezamos con tanto fervor. No tenemos que rogar o suplicar. Sólo tenemos que relajarnos, tranquilizarnos, creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades inherentes. De este modo, comenzamos a obtener nuestras propias soluciones bajo la forma de ideas. Debemos creer y confiar en el proceso. Dios no retiene ni nos oculta nuestras cosas buenas; a menudo, simplemente somos incapaces e ver que ya poseemos, o podemos poseer, todo cuando deseamos.

Las religiones son como las escuelas en diferentes países. Enseñan básicamente lo mismo, pero en diversos idiomas y de distintas maneras. Algunas escuelas pueden prestar más atención al arte o a la historia, mientras que otras ponen más énfasis en la química o las matemáticas. Pero hay un hilo común a todas ellas: ellas conducen al mismo lugar, al Templo de la Sabiduría y de la Luz.

Así que Dios, bajo cualquier nombre, sigue siendo Dios. El verso de los antiguos hebreos "Escucha, Oh Israel, el Señor tu Dios es Uno" es ahora tan verdadero como lo fue entonces, o lo será siempre. Dios no está en un lugar o época determinados. Dios está aquí y ahora. El cielo o el infierno están aquí y ahora. Dios no se sienta en un trono dorado acompañado por Ángeles que tocan arpas o vuelan durante todo el día. Dios está en cada persona, en cada forma de vida, en cada parte y en toda creación. Está tan presente en ti como en cualquier otra forma de vida que exista en los límites de esta galaxia. Dios también escucha y se interesa por sus criaturas. A Él le importan incluso los gorriones y los lirios del campo.

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NOTA: Por clases anteriores ver
http://wayran.blogspot.com

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