7 de agosto de 2007

LA MÁSCARA



9 de enero, 2007


Todo ser humano tiene puesta una máscara con la cual, incluso nos engañamos a nosotros mismos.
Hacemos mucho por esta máscara, tal como podemos ver cuando consideramos las fortunas que amasan gentes como Helena Rubinstein, Max Factor, Revlon, Avon y otros famosos cosmetólogos que viven espléndidamente a costa de la idea de crear una aureola resplandeciente para el sexo femenino.
Pero por otro lado también los hombres tienen su máscara, ya que la más importante es la máscara de la conciencia humana y gastamos mucho tiempo y energía creando estas máscaras, las cuales estamos diciendo ahora que vamos a quitarnos.
No toma mucho tiempo quitarse la máscara en un baile de disfraces, o en “Halloween”, ¿verdad?
Sin embargo, lo más importante es, si nos vamos a quitar la máscara, tenemos que quitarla de algo. Entonces, ¿qué es lo que vamos a desenmascarar? Debemos tener muy en claro que detrás de la máscara existe algo REAL, y cuanto antes lo descubramos tanto mejor, ya que la ilusión, o sea la máscara, es lo artificial y lo artificial equivale a una negación total de nuestro propio valor.
Si llevamos puesta la máscara, tarde o temprano nos encontraremos con la misma que hemos creado para nosotros, sólo que estará en la cara de algún otro. Esta es la forma en que funciona la Ley: los similares se atraen y, por lo tanto, en las máscaras grotescas o caricaturescas de los otros veremos reflejadas nuestras propias excentricidades, ya que lamentablemente nunca nos podemos ver en el espejo tal cual realmente somos.
Una vez que aprendamos a confiar en nuestro Ser Real o Yo Superior, nos daremos cuenta que ahí no hay nada de irreal o artificial. Si no tomamos este camino, nos daremos cuenta que somos muy blandos con nosotros mismos y duros con nuestro prójimo y que tendemos a engañarnos a nosotros mismos, siempre estamos dispuestos a quitarles las máscaras a otros, pero queremos dejar la nuestra firmemente plantada en nuestro rostro.
Aunque esta máscara es irreal, no podemos decir: “oh, no es real”, y volverle la espalda e ignorarla, porque si lo hacemos vamos a estar siempre supeditados a esta artificialidad y no podremos liberarnos de ella. No la podemos ignorar, pero lo que sí podemos hacer, es burlarnos de ella, o sea, reírnos de nosotros mismo, de la artificialidad que estamos creando y queriendo que otros crean en su realidad.
Es por ello que si aprendemos a reírnos de nosotros mismos, podemos realmente romper el hielo de este velo de energía congelado que nos impide ver a nuestro Yo Real y dejar que el mismo ilumine nuestra vida. Está demostrado que la risa y la sonrisa es un elemento muy valioso en el desarrollo del ser humano.
Lo serio de este asunto de quitarnos la máscara es que nuestra esencia divina y perfecta necesita ser desenmascarada, lo cual no significa ridiculizar a nuestro ego, que es el que lleva la máscara, ya que el ego en su principio representa el deseo de ser y necesita un sentimiento de autoestima a fin de llevar adelante al ser humano.
Lo malo es cuando el ego humano se vuelve demasiado rígido, demasiado centrado en sus propias acciones, quedando congelado en el tiempo. Es ahí cuando necesita que el Yo Superior comience a tomar el mando, resquebrajando la máscara que llevamos puesta y sacando a relucir la belleza y perfección de nuestro Ser Real.
Uno de los grandes problemas en este proceso de quitarnos la máscara es que seguimos pensando que la podemos cambiar y hacer que ella se parezca a nuestro Ser Real, pero debemos tomar conciencia de que para nada necesitamos escudarnos tras una máscara, por más bella y perfecta que sea, sino que debemos confiar y permitir que aflore todo lo perfecto que tenemos en nuestro interior.
Hemos vivido durante tanto tiempo pensando en todo lo externo que hemos llegado a ignorar lo interno, pero es imperioso que apreciemos en su realidad los valores y la belleza interna que son las cosas más importantes del mundo, ya que ellas son reales.
Por lo tanto, si llegamos a la convicción de querer desenmascararnos, debemos tener muy en claro que nos estamos deshaciendo del caparazón de la ilusión que hemos formado a nuestro alrededor. Si existe algo equivocado en nuestra forma de pensar y comenzamos a dudar de nuestra propia capacidad, siempre debemos recordar que tenemos todos la Chispa Divina en nuestro interior, y que estamos vivos y por lo tanto en condiciones de evolucionar hacia un futuro mejor.

No hay comentarios: