(Marja Sklodowska)
DE: Sergio Hache
wendeunk@yahoo.com.ar
Su apellido de soltera fue Sklodowska. Nació en Varsovia el 7 de noviembre de 1867, y murió en Sallanches, el 4 de julio de 1934.
Alumna brillante y madura, con una capacidad excepcional de concentración, Marie sueña con realizar una carrera científica, un sueño inconcebible en aquella época para una mujer, más aún en su país, pues las universidades estaban prohibidas para las mujeres.
En otoño de 1891, la tímida Marie se traslada a París para estudiar en la Sorbonne. Ambiciosa, autodidacta, su única obsesión es aprender. En un ático del Barrio Latino pasó hambre y frío (se comenta que en invierno no precisaba de armario, porque no tenía más ropa que la que llevaba puesta). Sin embargo, su inquebrantable voluntad le permite obtener una licenciatura de física, y luego de matemáticas. Además, pudo descubrir la libertad intelectual y la independencia que tanto anhelaba.
Es en esos años de universitaria en la Sorbonne que un amigo polaco le presenta a un joven tímido y reservado: Pierre Curie. Y aquel librepensador, conocido por sus trabajos sobre cristalografía y magnetismo, se convertirá en su esposo el 26 de julio de 1895. Los Curie tuvieron dos hijas, Irène y Eve. La primera seguiría los pasos de sus padres y recibió el Premio Nobel de Química. La segunda fue periodista y escribió una biografía sobre su madre.
Un día lluvioso y oscuro de abril de 1906 Pierre murió atropellado por un coche de caballos.
Inteligencia, rigor, voluntad, pasión...
Pionera, Marie Curie decide en 1897 hacer un doctorado de física. Henri Becquerel, acababa de constatar al estudiar los rayos X que una sal de uranio impresionaba una placa fotográfica a pesar de las envolturas protectoras. ¿Qué mejor tema para Marie que intentar comprender el efecto, la energía de esos rayos uránicos, el fenómeno de la radiactividad espontánea? Pierre está de acuerdo. Marie, utilizando las técnicas inventadas por su marido, midió cuidadosamente las radiaciones de distintos elementos, llegando a la conclusión que debían haber minerales más radiactivos que el uranio.
Utilizando un electrómetro que había diseñado Pierre Junto con su hermano Jacques, los esposos Curie trabajan con toneladas de mineral haciendo medidas de los campos eléctricos generados en cada caso por los «rayos de Becquerel» al atravesar el aire y descubren que otra sustancia, el torio, es «radiactivo», término de su invención. Juntos demostrarán –descubrimiento de importancia capital– que la radiactividad no resulta de una reacción química, sino que es una propiedad del elemento, concretamente del átomo. Marie estudia entonces la pechblenda, mineral uránico en el que constata una actividad mucho más intensa que en la sola presencia del uranio. De ello deduce que además del uranio existen otras materias muy radiactivas, el polónium y el rádium, que descubre en 1898.
Pero mientras transcurrían los procesos investigativos los Curie iban descubriendo otras sorprendentes propiedades de esos elementos, como su emisión de luz y calor. Cada cristal obtenido era sometido a un test de radiación. Así comprobaron que la mayor radiactividad era emitida por dos compuestos, uno de bismuto y otro de bario. Como ninguno de ellos es radiactivo, la conclusión a la cual llegaron fue que cada compuesto contenía adhesiones de un elemento distinto y desconocido. Al elemento cuyas propiedades químicas eran semejantes a las del bismuto lo llamaron polónium, y al otro, rádium.
búsqueda y el modo de hacer ciencia tanto de Marie como su esposo Pierre, fueron premiados por el éxito. El 26 de diciembre del mismo año 1898, los dos investigadores y su ayude Gustave Bémont , anunciaron a la Academia de Ciencias un hallazgo aún más importante: en las fracciones que contenían bario acababan de verificar la presencia de un elemento mucho más activo que todas las sustancias conocidas, el elemento cuyas huellas habían seguido incansablemente durante casi cuatro años: el rádium
Pierre experimenta con el radio sobre su piel. Quemadura y a continuación herida: su acción sobre el hombre queda patente. Pronto se comienza a utilizar el radio como tratamiento de los tumores malignos. Nace la «curieterapia».
Marie, caso único en la historia, por segunda vez es recompensada con el Premio Nobel por su descubrimiento del peso atómico del rádium. Tuvo la satisfacción de ver a su hija, Irène seguir la tradición científica de la familia. Pero su verdadera satisfacción es «aplacar el sufrimiento humano». A lo que contribuirá la creación, en 1914, del Instituto del radio por parte de la universidad de París y el Instituto Pasteur.
En la primera Guerra Mundial, ayudada por su hija Irene, que ya tenía 18 años, colaboró con los aliados instruyéndolos en el manejo de equipos de rayos X. Después de la guerra, se dedicó a crear un moderno laboratorio, en memoria de Pierre. El laboratorio se convertiría, posteriormente, en el Instituto del Radio, un centro internacional para el estudio de la radiactividad.
Marie murió a los 66 años, de anemia aplástica, debida a sus exposiciones a las radiaciones. Valiente mujer de ciencias, humanista y tenaz, con el descubrimiento del radio, esta investigadora de origen polaco, abrió el campo de la física nuclear y la terapia del cáncer. Trabajos que le costarían la vida.
DE: Sergio Hache
wendeunk@yahoo.com.ar
Su apellido de soltera fue Sklodowska. Nació en Varsovia el 7 de noviembre de 1867, y murió en Sallanches, el 4 de julio de 1934.
Alumna brillante y madura, con una capacidad excepcional de concentración, Marie sueña con realizar una carrera científica, un sueño inconcebible en aquella época para una mujer, más aún en su país, pues las universidades estaban prohibidas para las mujeres.
En otoño de 1891, la tímida Marie se traslada a París para estudiar en la Sorbonne. Ambiciosa, autodidacta, su única obsesión es aprender. En un ático del Barrio Latino pasó hambre y frío (se comenta que en invierno no precisaba de armario, porque no tenía más ropa que la que llevaba puesta). Sin embargo, su inquebrantable voluntad le permite obtener una licenciatura de física, y luego de matemáticas. Además, pudo descubrir la libertad intelectual y la independencia que tanto anhelaba.
Es en esos años de universitaria en la Sorbonne que un amigo polaco le presenta a un joven tímido y reservado: Pierre Curie. Y aquel librepensador, conocido por sus trabajos sobre cristalografía y magnetismo, se convertirá en su esposo el 26 de julio de 1895. Los Curie tuvieron dos hijas, Irène y Eve. La primera seguiría los pasos de sus padres y recibió el Premio Nobel de Química. La segunda fue periodista y escribió una biografía sobre su madre.
Un día lluvioso y oscuro de abril de 1906 Pierre murió atropellado por un coche de caballos.
Inteligencia, rigor, voluntad, pasión...
Pionera, Marie Curie decide en 1897 hacer un doctorado de física. Henri Becquerel, acababa de constatar al estudiar los rayos X que una sal de uranio impresionaba una placa fotográfica a pesar de las envolturas protectoras. ¿Qué mejor tema para Marie que intentar comprender el efecto, la energía de esos rayos uránicos, el fenómeno de la radiactividad espontánea? Pierre está de acuerdo. Marie, utilizando las técnicas inventadas por su marido, midió cuidadosamente las radiaciones de distintos elementos, llegando a la conclusión que debían haber minerales más radiactivos que el uranio.
Utilizando un electrómetro que había diseñado Pierre Junto con su hermano Jacques, los esposos Curie trabajan con toneladas de mineral haciendo medidas de los campos eléctricos generados en cada caso por los «rayos de Becquerel» al atravesar el aire y descubren que otra sustancia, el torio, es «radiactivo», término de su invención. Juntos demostrarán –descubrimiento de importancia capital– que la radiactividad no resulta de una reacción química, sino que es una propiedad del elemento, concretamente del átomo. Marie estudia entonces la pechblenda, mineral uránico en el que constata una actividad mucho más intensa que en la sola presencia del uranio. De ello deduce que además del uranio existen otras materias muy radiactivas, el polónium y el rádium, que descubre en 1898.
Pero mientras transcurrían los procesos investigativos los Curie iban descubriendo otras sorprendentes propiedades de esos elementos, como su emisión de luz y calor. Cada cristal obtenido era sometido a un test de radiación. Así comprobaron que la mayor radiactividad era emitida por dos compuestos, uno de bismuto y otro de bario. Como ninguno de ellos es radiactivo, la conclusión a la cual llegaron fue que cada compuesto contenía adhesiones de un elemento distinto y desconocido. Al elemento cuyas propiedades químicas eran semejantes a las del bismuto lo llamaron polónium, y al otro, rádium.
búsqueda y el modo de hacer ciencia tanto de Marie como su esposo Pierre, fueron premiados por el éxito. El 26 de diciembre del mismo año 1898, los dos investigadores y su ayude Gustave Bémont , anunciaron a la Academia de Ciencias un hallazgo aún más importante: en las fracciones que contenían bario acababan de verificar la presencia de un elemento mucho más activo que todas las sustancias conocidas, el elemento cuyas huellas habían seguido incansablemente durante casi cuatro años: el rádium
Pierre experimenta con el radio sobre su piel. Quemadura y a continuación herida: su acción sobre el hombre queda patente. Pronto se comienza a utilizar el radio como tratamiento de los tumores malignos. Nace la «curieterapia».
Marie, caso único en la historia, por segunda vez es recompensada con el Premio Nobel por su descubrimiento del peso atómico del rádium. Tuvo la satisfacción de ver a su hija, Irène seguir la tradición científica de la familia. Pero su verdadera satisfacción es «aplacar el sufrimiento humano». A lo que contribuirá la creación, en 1914, del Instituto del radio por parte de la universidad de París y el Instituto Pasteur.
En la primera Guerra Mundial, ayudada por su hija Irene, que ya tenía 18 años, colaboró con los aliados instruyéndolos en el manejo de equipos de rayos X. Después de la guerra, se dedicó a crear un moderno laboratorio, en memoria de Pierre. El laboratorio se convertiría, posteriormente, en el Instituto del Radio, un centro internacional para el estudio de la radiactividad.
Marie murió a los 66 años, de anemia aplástica, debida a sus exposiciones a las radiaciones. Valiente mujer de ciencias, humanista y tenaz, con el descubrimiento del radio, esta investigadora de origen polaco, abrió el campo de la física nuclear y la terapia del cáncer. Trabajos que le costarían la vida.
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